barcelona - Quim Torra está terminando de perfilar la conferencia que pronunciará el martes 4 de septiembre a las 19.00 horas en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya. Un discurso que señalará el rumbo del movimiento independentista en los próximos meses, y que será contundente, estructurado en tres ejes: desobediencia a la eventual sentencia del 1-O; ultimátum al Gobierno para que se avenga a negociar un referéndum y preparación del clima político que impulse una ruptura con el Estado que, a pesar de la experiencia del último año, el president todavía cree posible y viable. En parecida sintonía se pronunció ayer desde el bando republicano el portavoz en el Congreso Joan Tardà. “El talón de Aquiles será la judicialización del procés”, advirtió, anunciando al Gobierno de Pedro Sánchez que “habrá desobediencia” si no hay una solución negociada y si la Fiscalía no se pronuncia abiertamente sobre la rebelión y la sedición de las que son acusados los líderes encarcelados.

A modo de réplica, la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, reclamó al Govern que “dé señales de sensatez” y que “no insista en una línea que necesariamente provoca una reacción del Gobierno español, que defiende la Constitución”.

El dirigente de ERC lanzó un claro mensaje al presidente español una vez que éste ha querido dejar claro que no está dispuesto a aceptar un referéndum de autodeterminación aunque esto le cueste aprobar los Presupuestos. Tardà reclamó este pronunciamiento como prueba de confianza en el Ejecutivo socialista una vez que los republicanos, y el PDeCAT, dieron su voto a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy. Eso sí, “otra cosa es que se logre convencer a los fiscales del Supremo”, matizó. Por tanto, ERC sitúa por un lado la necesidad de dialogar y el papel de la Fiscalía en la causa del 1-O como aspectos cruciales para que prospere la solución a la cuestión catalana, porque si no, “habrá que volver a desobedecer”.

En este contexto, el portavoz de ERC en la Comisión de Hacienda del Congreso, Joan Margall Sastre, aseguró que los líderes de Ciudadanos deben darse prisa para quitar lazos amarillos porque dentro de poco” se va a hacer efectiva la república catalana y se va a liberar a todos los presos” independentistas por el 1-O. En este sentido, señaló que la fuerza naranja es un partido que “nació para intentar fracturar la convivencia en Catalunya”. “Pero no lo vamos a permitir”, sentenció.

Por su parte, para Tardà, “hay que hacer entender al PSOE que hay que dialogar y negociar y por otro lado está la judicialización del procés”, y “probablemente todo se cruzará y será más complicado”, explicó, sin desvelar la fórmula elegida para desobedecer, limitándose a comentar que “se puede desobedecer con la protesta popular” y, en todo caso, habrá que “ver las fórmulas de movilización” adecuadas, que en todo caso deberían permitir “hacer ver al resto del mundo que estamos ante una anomalía”. Según Tardà, “la desobediencia es el recurso que se utiliza cuando el diálogo fracasa”.

El portavoz pidió “reflexionar sobre la necesidad de reafirmarnos en los comportamientos cívicos y pacíficos y no caer en ninguna trampa”, porque “tal vez alguien desearía que acabase pasando algo irreparable”, en cuyo caso, dio por hecho que se acabaría responsabilizando a Torra. Y es que ve “interesados en que la tensión vaya in crescendo y pase un accidente para dinamitar el procés”.