madrid - El PP ha tratado de capear el debate sobre la exhumación de Franco aparentando frialdad e indiferencia, y asegurando que únicamente se opone a su salida del Valle de los Caídos por una cuestión de formas y procedimientos por el uso de un decreto para un asunto que, a su juicio, no es urgente. Por ello, el presidente de la formación, Pablo Casado, confirmó ayer que su formación no va a votar en contra, sino que se abstendrá cuando el decreto del Gobierno español tenga que ser convalidado en el Congreso de los Diputados. El PP ha tratado de proyectar que este debate no le inquieta para que nadie piense que intenta pescar el voto de la ultraderecha. En ese contexto, la Fundación Franco entró ayer en escena para tratar de intervenir en la posición política del PP como si tuviera algún tipo de ascendencia o autoridad entre parte de sus votantes, precisamente la imagen que quería evitar Casado. El presidente de la Fundación, Juan Chinarro, acusó al PP de “revertir la historia” por anunciar que se abstendrá, y no votar en contra como exige la Fundación. “La Ley de Memoria Histórica ataca la democracia y la monarquía y esto es lo que el PP no quiere ver, y de esta manera seguirán perdiendo votos”, llegó a decir en declaraciones a Antena 3.

La Fundación ya anunció la semana pasada que interpondrá los recursos que sean necesarios contra la decisión del presidente español, Pedro Sánchez. No podrá recurrir el decreto, porque solo puede llevarse ante el Tribunal Constitucional, y los únicos legitimados son las instituciones o el propio PP, que tiene los 50 diputados necesarios. Sí puede recurrir las decisiones de menor rango que se vayan aprobando estos días. El Gobierno español va a seguir tramitando la exhumación el viernes, con la apertura del plazo de quince días a la familia para que decida dónde darle nueva sepultura.

El presidente del PP, Pablo Casado, por su parte, confirmó ayer su abstención. Según dijo, la exhumación de Franco es una “enmienda a la totalidad” de la historia del PSOE por su labor durante la Transición. A su juicio, los socialistas están reabriendo las heridas de la dictadura. A partir de ahí, apostó por preocuparse por asuntos más “importantes”, y opinó que la exhumación del dictador es una “cortina de humo” para ocultar la “incompetencia” de Sánchez. “Ha tenido que irse al Valle de los Caídos para tapar su incapacidad a lo largo de este verano. Los socialistas solo han acertado cuando han rectificado”, lanzó. Sobre la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Constitucional, recordó que Sánchez no puede abusar de la vía del decreto.

En este contexto, EH Bildu se incorporó ayer al debate sobre los futuros usos del Valle de los Caídos, donde están enterrados 33.833 combatientes del bando golpista y del republicano. El coordinador general, Arnaldo Otegi, se sumó a la idea del jeltzale Aitor Esteban, quien apostó la semana pasada por derribar el monumento por sus connotaciones. Según dijo Otegi en Radio Euskadi, habría que demoler el Valle y, después, “sacar a los franquistas de las instituciones, de la judicatura, del Ejército y de la vida política del país”.

el espíritu de la transición El Gobierno de Sánchez va a abordar la exhumación del dictador de manera irreversible y con un plazo de quince días que suena a ultimátum a la familia. El objetivo es que cesen los actos de enaltecimiento de la dictadura en el Valle de los Caídos, que además se producen en un espacio donde están enterradas las propias víctimas del franquismo. Por ello, el Gobierno español argumenta su decisión en la necesidad de devolver la “dignidad” a las víctimas y la democracia. La familia, en principio, tiene previsto hacerse cargo del cadáver. Si no lo hiciera, será Sánchez quien decida dónde enterrarlo.

El PP se opone a esta decisión con el argumento de que no es urgente, pero también deja ver cada vez con mayor claridad que la rechaza por cuestiones de fondo y no solo de forma. Casado pidió ayer al socialismo que se encargue de “cuestiones importantes” y no de la exhumación de Franco, que a quien “más perjudica” es al PSOE porque supone una enmienda a los consensos básicos en los que el partido fue fundamental en el año 1978.

El PP lleva varios días agitando el fantasma de que el espíritu de la Transición está en peligro. En ese sentido, Casado opinó que, si los socialistas siguen adelante, tendrán que explicar si quieren continuar en la senda de la Transición o “romper los candados al modelo del 78, como pidió Pablo Iglesias”.

Ciudadanos, el otro partido de la derecha española, también tiene pensado abstenerse, aunque en este debate ha buscado de manera deliberada un perfil más bajo que el que ha asumido el Partido Popular. El partido de Albert Rivera, además, no tiene los escaños necesarios para poder presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional, porque se necesitan cincuenta como mínimo y carece de aliados entre el resto de las bancadas, donde se encuentran los nacionalistas vascos y catalanes y la izquierda de Unidos Podemos.