barcelona - La exconsellera de Enseñanza de la Generalitat Clara Ponsatí, exiliada en Escocia, defendió ayer que el Parlament debería haber investido a Carles Puigdemont pese a las consecuencias que podría haber tenido: “En el momento en que se paraliza la reelección del president Puigdemont ya no hay nada que hacer, la ola llega hasta aquel día. A partir de aquí, efectivamente, hay que volver a empezar”. Cree que esta investidura se debería haber hecho pese a las consecuencias penales que podrían haber recibido los miembros de la Mesa de la Cámara, ya que “cuanta más gente haya en el exilio mejor” porque tendrían más visibilidad. Ponsati explicó en una entrevista en Eldiario.es que decidió renunciar a volver a ser consellera cuando vio que no se investiría a Puigdemont y aseguro que “toda la historia de la restitución de consellers, con todo el respeto, ha tenido momentos cercanos a la caricatura”. En este debate de restituir a los consellers cesados por el 155 veía deseos personales e intereses partidistas, y ella prefirió no participar: “Hay un límite del ridículo que yo puedo hacer por Catalunya”.
Asimismo, censuró al PDeCAT y a ERC porque considera que “están muy ocupados en mantener sus posiciones y en dar una batalla por sus espacios, sus fronteras, y sus nóminas”. Ponsatí lamentó que los partidos independentistas “no comparten estrategia y a veces ni objetivos”, por lo que apuesta por las iniciativas que abandonen esta división, como las primarias unitarias del independentismo que propone el filósofo Jordi Graupera para las elecciones municipales. Y es que en el movimiento social del independentismo no hay problemas de unidad, pero que “no tiene traducción institucional” por las divisiones entre los partidos.
Ponsati reconoció que el Govern no supo actuar después del referéndum del 1-O: “Evidentemente el independentismo no está derrotado como independentismo, pero la batalla de después del 1 de octubre la jugamos mal y la perdimos”. “Pienso que no jugamos bien las cartas que teníamos en el momento en que el mundo nos miraba atento y con simpatía, que fueron los días 1 y 2 de octubre”, admitió, aseverando que, después de no haber sabido aprovechar ese momento, el Ejecutivo debería haber convocado elecciones y asumir responsabilidades. - I.S.M.