Madrid - A pesar de que el PP se haya visto empujado a este proceso de renovación tras la sentencia del caso Gürtel que consideraba que se ha lucrado económicamente con la trama de corrupción, el partido no termina de diagnosticar la enfermedad y cree que no hay nada que revisar porque no han sido los votantes quienes han expulsado a Mariano Rajoy de La Moncloa, sino una moción de censura de la oposición. Los principales candidatos, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Pablo Casado, han orillado las propuestas sobre la regeneración democrática en unas primarias donde, además, tampoco habrá debate entre los candidatos. Los tres han optado por recurrir a los mantras clásicos del PP para arengar a la militancia: la unidad de España, el rechazo al acercamiento de los presos (Casado buscó ayer los votos vascos con ese argumento), y la reivindicación de las víctimas del terrorismo.

Las únicas alusiones a la corrupción han salido a colación de las preguntas de los periodistas en las entrevistas publicadas en el transcurso de este fin de semana. En los actos de campaña, las referencias han sido aún más genéricas. Sí han sido más claras entre los candidatos sin opciones. Elio Cabanes ha reconocido que la corrupción ha “hecho polvo” al PP, y José Manuel García Margallo sigue pidiendo debates en contra del criterio del Comité Organizador.

citaciones El PP se ha puesto de espaldas a su principal problema precisamente en la semana más delicada. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, pasará a declarar mañana ante el juzgado de instrucción número 51 para aclarar lo sucedido con su máster, del que no existe ninguna prueba que acredite su existencia en la Universidad Rey Juan Carlos. Hoy mismo desfilará ante la magistrada Carmen Rodríguez el exdirector del curso, Enrique Álvarez Conde. Por otro lado, la comisión del Congreso que investiga la presunta financiación ilegal del PP recibirá mañana a la exministra de Sanidad Ana Mato, que también se lucró con la trama Gürtel por haberse beneficiado de las actividades de su exmarido Jesús Sepúlveda. El miércoles lo harán el presidente del Senado, Pío García Escudero, y el exministro Javier Arenas, a quienes los grupos quieren preguntar si recibieron sobres con sobresueldos.

El partido siguió pasando ayer de puntillas por este debate, y tampoco propuso medidas concretas para atender las demandas sociales que se encuentran en ebullición, como el mantenimiento de las pensiones o la igualdad entre mujeres y hombres.

En el segundo día de la campaña interna, Cospedal aludió de refilón a la corrupción cuando reivindicó el “orgullo de ser del PP pese a la gente que ha manchado las siglas”. Según dijo, ella ha sido quien más ha luchado contra la corrupción. En un acto en Alicante, evitó atender la petición de Margallo sobre los debates sectoriales y se ciñó a lo que diga el comité, que ya ha rechazado las discusiones entre los aspirantes. La exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría trató de lanzar un guiño asegurando que quiere recuperar la confianza de los ciudadanos “siendo un partido muy abierto y escuchando a nuestros afiliados y militantes”. Apostó por modernizar a la formación. Margallo insistió en los debates. Lo contrario sería “irresponsable”.