Barcelona - ERC y JxCat no esconden ya sus diferencias sobre la estrategia a seguir para escoger un candidato a president. Si desde el bando republicano se habla abiertamente de la necesidad de “sentarse a hablar con Rajoy” y de tener un Govern para el 23 de abril; desde las filas del exjefe de Govern, el propio Carles Puigdemont sostiene que desde el pasado 1 de octubre se abrió un “punto de no retorno” mientras desde su formación se insiste en proponerle como aspirante.

El portavoz de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià, apostó ayer por configurar un Ejecutivo antes de la festividad de Sant Jordi porque “urge muchísimo” superar la etapa del artículo 155 de la Constitución, contradiciendo a la otra fuerza soberanista al afirmar que no ve ahora a JxCat en el “escenario” de plantear la investidura de Puigdemont. Para el republicano, “cada día que pasa esta espada del 155 se va clavando un poco más” y afecta a todos los sectores, incluidos “hospitales y escuelas”, por lo que Catalunya no puede “esperar mucho más” a tener “un gobierno que pueda ejercer”. “Nos encantaría adelantarnos a Sant Jordi (el 23 de abril), aunque no sabemos si será posible”, subrayó, matizando que le corresponde a la marca de Puigdemont plantear un nombre que no genere controversia.

Más allá de reivindicar que “todos los diputados”, incluidos los que están presos, “deberían poder ejercer sus derechos”, Sabrià manifestó que “JxCat ha dicho que lo que hace falta es poner en marcha un gobierno”, sin perder de vista que Puigdemont renunció provisionalmente a ser investido ahora. “El mismo abogado de Puigdemont ha dicho que a día de hoy su prioridad es su defensa”, señaló pese a la insistencia de la CUP y de las entidades sociales por volver a abrazarse al expresident. De paso, lanzó el dardo de que es ERC “quien más gente tiene en la cárcel, en el exilio o imputada”. “Somos un partido de gente que se la juega, y así lo evidenciamos en la organización del 1-O, por lo que no se trata de miedo, sino de tener una mirada larga y de querer alcanzar una investidura efectiva, con resultados claros, y no de hacer meros gestos simbólicos”. En este escenario, el hombre fuerte de ERC actualmente, Pere Aragonès, secretario de Economía del Govern, no dudó en admitir en una entrevista en el diario La Vanguardia que no quedará otra que “sentarse a negociar con Rajoy”.

Eso sí, Puigdemont cuenta con un fuerte apoyo de la calle a la espera de que mañana pueda pronunciarse sobre su extradición la Fiscalía alemana. Dos centenares de personas se concentraron ayer junto a la emblemática Puerta de Brandeburgo, en el centro de Berlín, para pedir su libertad. Con esteladas y entre gritos de Freiheit Puigdemont (Libertad), los manifestantes se dirigieron hasta el Ministerio de Justicia y pasaron ante la delegación de Schleswig-Holstein, estado federado donde fue detenido el político catalán. Mientras, el expresident ahondó a través de su cuenta oficial de Twitter que los miembros de su Govern son “presos políticos” pero se mantienen “libres de espíritu”, destacando que el referéndum supuso el arranque de una “nueva era de la que no hay retorno posible”. Tras advertir de que él no claudicará ni se retirará, Puigdemont certificó que la palabra de la ciudadanía “no puede ser nunca delito” y que no escucharla “es legal pero inmoral”. “El 1-O fue el inicio de una nueva era de la que no hay retorno posible. Ayer, hoy y siempre, a vuestro lado”, zanjan, junto al lema “República Catalana”.

Pide un referéndum definitivo. La exconsellera de Enseñanza Clara Ponsatí, exiliada en Escocia, admitió que se tendrá que hacer “otro referéndum” para la “resolución completa” del ‘procés’. “Lo que no sé es qué forma tendrá, si será de ratificación o con otras condiciones”, señaló en RAC1.