Bilbao - Fue sacado por la fuerza de su casa, en la localidad guipuzcoana de Soraluze, un 25 de septiembre de 1936. El ‘pecado’ de Venancio Iñurrieta era ser euskaltzale, bertsozale y concejal del PNV. No regresó a su hogar hasta julio de 1940 tras pasar por nueve cárceles diferentes. Conservadas por sus descendientes, ocho décadas después un total de 257 cartas manuscritas de Iñurrieta de “destacado valor histórico” pasarán a ser conservadas en el archivo del Instituto Vasco de la Memoria, Gogora, para que puedan ser estudiadas por los investigadores e ir recomponiendo la memoria de la Guerra Civil.
“El fondo documental es importante porque, además de su valor histórico, puede aportar datos a la investigación de sucesos destacados de la Guerra Civil, como la fuga del Fuerte de San Cristóbal, en 1938”, relataron desde el Gobierno Vasco, que valoró satisfactoriamente que la familia de Iñurrieta deje en manos del Ejecutivo de Lakua la conservación de los documentos y, a su vez, animó a otras ciudadanos que aún guarden fondos documentales de familares que sufrieron vulneraciones de los derechos humanos en la Guerra Civil a hacer lo propio. En un acto llevado a cabo ayer en el Archivo Histórico de Euskadi, en Bilbao, el portavoz del Ejecutivo y consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka, aseguró que la cesión de los Iñurrieta permitirá “arrojar luz” para “recuperar la verdad de lo sucedido”. Erkoreka, que leyó extractos de algunas cartas hechas llegar a la familia del edil nacionalista, incidió en que las misivas permitirán que los investigadores analicen hechos que no suelen aparecer en otros documentos. Es por ello que agradeció vivamente a los hijos del concejal jeltzale -Katariñe y Venancio- haber puesto a disposición un fondo documental “que quedará conservado a futuro”.
Como ejemplo del valor histórico del fondo recepcionado por Gogora, el Gobierno Vasco recordó que Iñurrieta estuvo preso en Tolosa, Ondarreta o en el Fuerte de San Cristóbal (Navarra). “Además de valor histórico”, la correspondencia de su reclusión por espacio de 14 meses en el penal navarro es de “gran importancia, por lo que pueden aportar a la investigación de este señalado hito de la Guerra Civil”, ya que incluyen “numerosas y minuciosas descripciones, datos, nombres y fechas de gran valor”, según Lakua. En un principio, y a pesar del buen estado en el que han sido conservados por sus descendientes, los técnicos analizarán cada uno de los documentos para posteriormente permitir que los investigadores accedan a estudiar o divulgar su contenido.
La nota más emotiva del acto, en el que también estuvieron la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro; y el director de Patrimonio Cultural, Mikel Aizpuru; la pusieron los familiares. Sus dos hijos entonaron el bertso que Iñurreta cantó al entrar en casa. Titulado Zutik ozta-ozta nator, también da nombre a un libro escrito por su nieto Benan Oregi y presentado ayer. Es el segundo libro de la colección Memoriak con la que Gogora “pretende componer el puzzle de la memoria democrática de nuestro país”.
Manuscritos. Los familiares de Iñurrieta han dejado en manos del archivo de Gogora las cartas del que fuera concejal de Soraluze apresado, que pasó por nueve cárceles -entre ellas el Fuerte de San Cristóbal, en Navarra- de 1936 a 1940.
Guerra Civil. “Además de valor histórico”, las misivas cuentan con “numerosas y minuciosas descripciones, datos, nombres y fechas” que podrían servir para conocer detalles del fuerte navarro, del que 795 prisioneros republicanos huyeron el 22 de mayo de 1938.
Investigadores. Bien conservados por la familia, Gogora permitirá a los investigadores indagar en las cartas de Iñurrieta. Estarán disponibles para “su consulta, estudio y divulgación”.