Barcelona - El líder del PSC, Miquel Iceta, se presentaba a estas elecciones con dos retos principales: enderezar al alza los resultados de su partido tras la imparable sangría de votos que lleva protagonizando desde 1999, y obtener los diputados suficientes que le permitieran situarse como candidato a presidir la Generalitat, uno de sus mantras durante la pasada campaña. El primer objetivo lo consiguió a duras penas con el 13,88% de votos y 17 diputados, una ligera mejoría respecto a 2015, donde logró 16 escaños y un 12,72% de apoyos.

Por otro lado, la reedición de la mayoría absoluta de las formaciones independentistas -JxCat, ERC y la CUP-, pese a la victoria inapelable de Ciudadanos, dio al traste con la pretensión de los constitucionalistas de darle la vuelta al calcetín parlamentario de Catalunya tras el enorme desgaste sufrido en los últimos meses con la declaración unilateral de independencia y la intervención de la Generalitat por parte de Moncloa. El propio Iceta expresó, en el momento de emitir su voto en el colegio electoral de la Universidad de Barcelona, que el resultado “puede ser el principio de la solución” para avanzar hacia un cambio en la política catalana.

Entrada la noche, y tras un recuento de votos especialmente lento, esas expectativas se evaporaron. De poco le sirvieron al secretario primero del PSC haber sido uno de los protagonistas indiscutibles de la campaña electoral: bailó en los mítines pese a advertir de que sus asesores le aconsejaron no hacerlo, centralizó buena parte del debate con propuestas como la amnistía de los dirigentes independentistas encarcelados y llegó a erigirse incluso como presidenciable dada la división en bloques, según él, del resto de opciones.

Superviviente nato en la arena política, el dirigente socialista ha ido cimentando su carrera en base a pequeñas victorias. En este sentido, llegó a la jornada electoral de ayer con una pesada mochila tras saldar los anteriores comicios autonómicos de 2015 con el peor resultado en la trayectoria de su partido, 12,75% de apoyos y 16 parlamentarios. Pese a ello, Iceta lo dio entonces por bueno porque consiguió contener a Catalunya Sí que es Pot, que se quedó con 11 escaños.

Las cifras históricas logradas por Pasqual Maragall en 1999 -37,70% y 52 diputados- siguen pesando demasiado, y en una década la formación ha pasado de ocupar la presidencia de la Generalitat a conformarse con la cuarta posición y seguir siendo el referente de la izquierda en Catalunya, por encima de Podem. La histórica participación que se produjo ayer no acabó repercutiendo en el PSC, que apenas se benefició del descalabro sufrido por Catalunya En Comú-Podem.

En este contexto, Iceta ha pasado del “¡líbranos de Rajoy, por Dios!” que trasladó al líder del PSOE, Pedro Sánchez, a ser alineado con los partidos del 155, con los que ha compartido pancarta en manifestaciones celebradas en Barcelona en favor de la unidad de España y de los que se distanció en campaña.

Solución acordada En su valoración del resultado electoral, Miquel Iceta destacó la suma de un diputado y el incremento en unos 70.000 votos, lo que “no se producía desde 1999”, por lo que expresó la “alegría” de su formación al respecto. Tras felicitar a Ciudadanos y su candidata, Inés Arrimadas, por su victoria en votos y escaños, lamentó que “no hemos conseguido una mayoría alternativa al bloque independentista ni ser el eje de esta alternativa”, como había expresado a lo largo de las dos últimas semanas.

Añadió que esa mayoría independentista en número de parlamentarios “está matizada por un nuevo retroceso en escaños” por parte de los soberanistas, que “nuevamente no conseguido la mayoría de votos emitidos”. El socialista prosiguió explicando que “la mayoría parlamentaria habilita a nombrar un presidente y formar un gobierno que tendrá que actuar en el marco de la legalidad vigente”, advirtió.

Iceta prosiguió descartando “la vía unilateral que tanto ha perjudicado al país” y aseguró que “la solución no está en el independentismo ni en el inmovilismo”. Por este motivo, “seguimos comprometidos en la búsqueda de una solución acordada”, aseveró el dirigente socialista, que emplazó a “dialogar en el marco de la ley”. “Éste es un problema político que requiere soluciones políticas”, dijo el secretario primero del PSC, que se puso “a disposición del resto de fuerzas para poner en marcha el diálogo político para solucionar el problema”.