bilbao - El lehendakari tomó ayer el pulso al modelo autonómico y apenas pudo oír el latido del paciente. Iñigo Urkullu declaró en quiebra el modelo y pidió a los partidos estatales que sean conscientes de ello. En la conferencia ofrecida como colofón a los actos del 40º aniversario de Deia, 40 años de autogobierno en Euskadi. Una mirada hacia el futuro, propuso una solución para un Estado “complejo”, con diferentes sentimientos y singularidades. Planteó su modelo confederal de soberanías compartidas y bilateralidad, donde una de las partes no pueda modificar de manera unilateral lo pactado. En el caso vasco, supondría trasladar el Concierto Económico al ámbito político, porque ese modelo concertado que regula las relaciones financieras con Madrid ha sido exitoso. Supondría que el Estado respete las competencias vascas. La vía confederal sería aplicable a Catalunya, tal y como se lo ha trasladado a Artur Mas y Carles Puigdemont. Su propuesta mira también a Europa, donde aspira a que las naciones tengan protagonismo en la toma de decisiones y hallen un encaje. El concepto no es nuevo, pero ayer esbozó un modelo bicameral en la Unión Europea y una directiva para permitir consultas.

En la conferencia ofrecida en el Museo Guggenheim y en la ronda posterior de preguntas, defendió una federación de naciones en la Unión Europea. Pidió una Europa “de gobernanza multinivel, basada en el principio de subsidiariedad que permita un reparto de competencias y soberanía; una Europa capaz de integrar los elementos positivos de los modelos confederal y federal”. “La clave de la construcción de un proyecto común es que el protagonismo político y decisorio se comparta con las naciones sin Estado que somos Europa”, dijo. También pidió una “directiva de claridad que permita habilitar cauces legales para que las comunidades políticas que, mediante decisión expresa de sus instituciones parlamentarias, quieran consultar a la ciudadanía sobre su futuro, puedan hacerlo”. Esta vía supondría institucionalizar el derecho a decidir, como pide el PNV en el debate del nuevo estatus de autogobierno para Euskadi, y supondría también que Catalunya pudiera consultar a sus ciudadanos de manera legal, con garantías y de forma pactada con el Estado.

El lehendakari quiere que las naciones tengan un mayor protagonismo y una interlocución más directa con la Unión Europea a la hora de abordar asuntos de su competencia. No sería una extravagancia, porque trajo a colación el federalismo asimétrico de Bélgica, donde Flandes tiene competencias para firmar tratados internacionales. En materia de derecho a decidir y autogobierno, mencionó el referéndum de independencia pactado entre Reino Unido y Escocia, las consultas en Suiza, o el caso de Baviera en Alemania, “un Estado dentro de un Estado”. “No es una Europa de estados homogéneos”, recordó. Esos ejemplos le llevan a pensar que puede haber margen para repensar el modelo europeo, aunque el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, se haya alineado con Rajoy y haya tildado de veneno a los nacionalismos.

El lehendakari también insinuó una propuesta para activar un sistema bicameral o algún tipo de estructura que garantice el papel de las naciones. La Comisión Europea ejercería la representación de los Estados con el acompañamiento del Parlamento Europeo, mientras que el Comité de Regiones representaría a las naciones y podría tener también un órgano anexo. La idea de la federación de naciones se la trasladó al exministro principal escocés Alex Salmond y a su sucesora Nicola Sturgeon.

En el Estado español, plantea un modelo confederal y su escenario ideal pasaría por una defensa conjunta de este sistema con Catalunya, a cuyos responsables políticos ha tratado de atraer hacia una vía bilateral pactada con el Estado. “No hemos visto posibilidad de trabajo conjunto, pero quizás a partir del 21 de diciembre podamos trabajar”, dijo, en alusión a las elecciones catalanas. No quiso extenderse a la hora de valorar si el encarcelamiento de los líderes del procés se hubiera podido evitar con la convocatoria de unas elecciones sin esperar a que las forzase Madrid, pero sí dijo que “no se hubiera llegado a esto” si la situación se hubiera gestionado de otro modo. “Esta campaña va a estar muy condicionada por estas circunstancias. Lo peor es la judicialización de la política”, lamentó.

nuevo estatus El lehendakari recalcó que “debemos seguir perseverando en el cumplimiento íntegro del Estatuto”, y dijo que su gobierno trabaja “sin renuncia de ningún tipo”. Pidió el reconocimiento de Euskadi como nación y los derechos históricos como poder constituyente, porque la hacen singular y legitiman su apuesta por la bilateralidad. Apostó por ampliar el “quantum” del autogobierno, la división territorial del poder judicial e institucionalizar las relaciones en el “territorio euskera”.

Urkullu presentó sus reflexiones en un momento en que el Parlamento Vasco está debatiendo un nuevo estatus de autogobierno, y también en plena crisis catalana y en puertas de que el Congreso de los Diputados aborde una reforma constitucional. Le preocupan las palabras del Gobierno español que apuntan a una nueva etapa de recentralización, pero espera que los partidos sean conscientes de la quiebra en el sistema y de que la Constitución de 1978 fue recibida en Euskadi con una abrumadora abstención. Sobre el nuevo estatus, confía en que surja “un consenso lo más amplio posible”. Ante la posibilidad de que la vía unilateral de EH Bildu sea un obstáculo para el consenso aunque esté perdiendo peso en los discursos de Catalunya, aseguró que “quien dice abogar públicamente por la unilateralidad, en privado apuesta por la bilateralidad”.