Cerca de 10.000 personas se reunieron ayer delante del Palacio de la Generalitat y en las plazas y calles adyacentes para celebrar la proclamación de la independencia. La fiesta convocada por las entidades soberanistas Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) encadenó actuaciones musicales y lecturas de manifiestos desde las seis de la tarde y hasta las diez de la noche. Los congregados corearon consignas reclamando la retirada de las banderas españolas que ondeaban en los balcones de la Generalitat y el Ayuntamiento de la Barcelona, que se encuentra en la misma plaza. Mientras los ciudadanos festejaban la proclamación de la República, el president Carles Puigdemont, miembros de su Govern y diversos diputados se reunían dentro del Palau de la Generalitat para medir la reacción del Estado español -entre ella la suspensión de su cargos del propio president y todos los miembros del Govern- y calcular los siguientes pasos a dar.
La multitudinaria concentración en la plaza Sant Jaume dedicó un minuto de silencio que ponía los pelos de punta por su intensidad dedicado a Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, presidentes de Òmnim y ANC, respectivamente, que continúan presos en la cárcel de Soto del Real y sin noticias de una posible pronta liberación. También se hizo y una mención a todas las personas que a lo largo de la historia han luchado por la proclamación de un Estado catalán y, en este sentido, se tuvo un especial recuerdo para la que fue presidenta de Òmnium Cultural, Muriel Casals, fallecida en febrero del pasado año víctima de un trágico accidente al sufrir el atropello de una bicicleta que le causó un traumatismo craneoencefálico.
“Heribert Barrera, Lluís Maria Xirinacs, Martí Gasull, podríamos dar una larga lista de nombres de ilustres catalanes a los que les hubiera colmado de alegría vivir un momento como este” explicaba emocionado Quim Sabater. Este funcionario, que se había pedido fiesta este viernes para poder vivir en primera persona la proclamación de la república, constataba que “todo ha merecido la pena”. Preguntados por si valdrá la pena la “resistencia” que el Govern catalán augura que el pueblo deberá sostener, tanto Quim como Javier Bandeira afirmaban con la cabeza. “Somos conscientes que nos esperan unos meses difíciles, pero más difícil sería quedarnos en el estado español y asumir la centralización que van a empezar a imponer”, remarcaba Bandeira.
Desde primeras horas Las movilizaciones tuvieron el pistoletazo de salida de buena mañana. Ya desde las 10 de la mañana, el parque de la Ciutadella en el que se encuentra el Parlament de Catalunya empezaba a congregar personas que querían ser testigos de los acontecimientos políticos que el día deparaba. Tras el fuerte cordón policial que protegía el parque e impedía la entrada de toda persona ajena al Parlament y la prensa, el grueso de concentrados fue creciendo a lo largo de la mañana.
La ANC instaló en la entrada ubicada en el cruce de las calles Pujades y Lluís Companys una pantalla gigante desde la que se retransmitía el pleno en directo. La escena era calcada a las del pasado 10 de octubre, día en el que la proclamación de la independencia quedó truncada por una suspensión del mandato del uno de octubre. El desenlace esta vez fue muy diferente. La tensión acumulada desde hace días explotó en una euforia desbordante, de saltos, lloros, gritos y abrazos. La República catalana era una realidad. Lejos quedaban las dudas y las desilusiones de los días anteriores. “Cuando el jueves el president Puigdemont dijo que convocaba elecciones en casa pensamos que tirábamos la toalla” explicaba Ana Beltran, jubilada y extrabajadora del Parlament. Su hermana Teresa, que la acompañaba en esta jornada histórica aseguraba que en su casa no habían sido independentistas “hasta que el Gobierno de Rajoy nos obligó a desear esta república”. Y es que la de ayer, sí que fue una jornada histórica de las que marcará el calendario. Toni Palau, que tiene visión de futuro, pedía que no se declarara ya el día 27 de octubre como fiesta nacional, ya que “en 2018 cae en sábado”.
No solo Barcelona protagonizó la celebración de la República. En todos los pueblos y ciudades del principado, y con más o menos afluencia, se convocaron actos y festejos para dar la bienvenida a la República. En Girona, que precisamente ayer iniciaba su fiesta mayor, la alcaldesa, tras romper su pacto de gobierno con el partido socialista, hacía descolgar la bandera española de la fachada del consistorio. Sabadell, Reus, Vic, Manresa, Badalona, son algunas de las grandes ciudades que también convocaron a sus vecinos a salir a la calle. En Tarragona los actos de celebración se llevaron a cabo en la plaza de la Font y contó con la representación de partidos independentistas pero también con entidades y asociaciones soberanistas.
ataque de ultras Sobre las 20.00 horas saltaba la alarma a través de las redes sociales. Un grupo de ultras asediaba la sede de Catalunya Ràdio. Pocos centenares de personas rodearon las instalaciones de la radio pública catalana y al grito de proclamas unionistas provocaron graves destrozos en las puertas de acceso de la emisora. El director del ente denunciaba vía Twitter que los trabajadores y colaboradores que en ese momento se encontraban en el interior no podían abandonar las instalaciones por las amenazas de los manifestantes. La manifestación se había iniciado espontáneamente tras una concentración de jóvenes que rechazan la independencia en la plaza Artós.
Fue posteriormente cuando un grupo de los manifestantes se dirigiron a la sede de Catalunya Ràdio con banderas españolas al tiempo que proferían insultos contra el ente público y rompían algunos vidrios, por lo que los Mossos desplegaron un dispositivo de seguridad y apostaron agentes ante las instalaciones de esta emisora.