madrid - Sabedor de que contaba con el respaldo de PSOE y Ciudadanos para aplicar el artículo 155, Rajoy tenía bien atada la respuesta a dar al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, antes de que este respondiera a su requerimiento para que aclarara si declaró o no la independencia. Los líderes de ambos partidos, Pedro Sánchez y Albert Rivera, se reafirmaron ayer en su apoyo, si bien Ferraz apunta a tramitar una versión light para intervenir la autonomía catalana, con una aplicación “muy limitada y lo más breve posible”. El partido naranja, por el contrario, no ocultaba que su apuesta pasa por “restablecer la democracia” en Catalunya por la vía rápida, que le es más provechosa para sus intereses. Busca convocar unas elecciones autonómicas.

Sin querer abrazar el diálogo de forma urgente, el PSOE calificó la enésima llamada a la negociación de Puigdemont como “tramposa”. La razón es que no se atiene al marco constitucional. Con el secretario general Pedro Sánchez en Bruselas, fue el secretario de Organización, José Luis Ábalos, quién respondió de esta manera a una Generalitat que, en todo caso, será la “única responsable” de la inédita aplicación del artículo 155 de la Carta Magna si finalmente activa la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). No obstante, Ferraz analizará con paciencia en qué medidas se fundamenta la supresión de la autonomía catalana. Será tras el Consejo de Ministros del sábado cuando confirmarán si su respaldo es “absoluto, relativo o en qué grado”. En todo caso, confían en que el Ejecutivo de Rajoy se maneje con “claridad desde el principio”. Ábalos apostó además por no forzar la maquinaria electoral, habida cuenta de que los plazos aprietan en el calendario y de que será prácticamente imposible llevarlas a buen puerto antes del año próximo.

A las elecciones también sigue apuntando Ciudadanos, la tercera pata del apoyo a Rajoy para aplicar el 155. Y es su caso, mostrando a las claras las cartas con la que su líder, Albert Rivera, desea jugar en el escenario futuro que se podría abrir en Catalunya. Frente al “chantaje” se debería de aplicar la Constitución para “restablecer la democracia”. Ello equivaldría a convocar unos comicios autonómicos “libres, seguros y sin coacciones” para los que la formación naranja partiría en la rampa de salida debido a su posición de cabeza en el frente unionista y las buenas perspectivas electorales que le confieren diferentes encuestas. Rivera confía en encabezar una unión de partidos que “respetan la ley”, en los que enmarca a PP, PSC, Podemos y su partido, para poder formar luego un gobierno transversal.

Complicado será que Podemos -y mucho menos Podem, su filial en Catalunya- integre una fórmula de acumulación de fuerzas semejante. Al menos, si se atiene a las palabras de su secretario general, Pablo Iglesias, que sigue rechazando las “amenazas” que se vienen lanzando Puigdemont y Rajoy con sus cruces de cartas. “Pensamos que hay dos opciones: o echar más leña al fuego por la vía de la independencia unilateral o por la vía del 155, o buscar soluciones. La solución de buscar soluciones pasa por el diálogo pero no en genérico, sino en concreto”, certificó. “La solución más sensata es un referéndum pactado, legal y con garantías. Nosotros queremos derrotar el proyecto de los independentistas, pero no por la fuerza, sino con la fuerza de los votos”, concretó.

aznar Por si la cascada de reacciones fueran pocas, el expresidente José María Aznar entró ayer en juego. Lo hizo, de nuevo, para criticar entre líneas el inmovilismo de Rajoy en el asunto catalán. En un acto en Valencia de FAES, fundación que el pasado año rompió amarras con el PP y que él preside, aseguró que “los separatistas han interpretado los silencios como síntoma de debilidad y no como muestra de prudencia”. Aznar lanzó además un torpedo a la línea de flotación de los populares, que la pasada semana pactaron con el PSOE una reforma constitucional que en ningún caso “debe ser el pago a plazos de lo que ahora no estamos dispuestos a pagar al contado al secesionismo catalán”. Por último, aseveró que “nadie puede abdicar de su responsabilidad” en un escenario político en el que España “atraviesa un momento crítico”. En juego está “el pacto constitucional de 1978, la Transición democrática y por tanto, la continuidad de España”, concluyó.