BARCELONA - Es uno de los economistas más reconocidos y mediáticos en Catalunya, habitual en columnas de análisis de los periódicos y de las tertulias y entrevistas de televisión. A Santiago Niño Becerra se le nota muy implicado intelectualmente en la agitada situación política que vive Catalunya y especialmente en sus consecuencias económicas para el pueblo catalán pero, advierte, también y sobre todo para España.
¿La posible aplicación del artículo 155 tranquiliza o pone más nerviosas a las empresas y los bancos catalanes?
-Las dos partes están ganando tiempo. Si se llega hasta el final de la activación del 155 van a pasar unos días y mientras tanto se puede hablar sobre muchas cosas. El paso de Puigdemont [declaración de independencia en diferido] en principio tranquiliza mucho a los sectores económicos porque da pie al diálogo y a que desde el exterior algunos actores lancen mensajes.
Sin embargo, hay empresas que siguen anunciando que trasladan su sede social fuera de Catalunya.
-El cambio de sede social no significa absolutamente nada. Un domicilio social puede ser un pequeño despacho con un teléfono y una persona que lo atienda. El cambio de domicilio social no tiene grandes consecuencias en términos económicos ya que no supone que esas empresas trasladan sus factorías o sucursales y sus trabajadores a otras regiones. Su actividad económica o financiera se mantiene aquí y eso es lo sustancial, más allá de los efectos psicológicos que pueda acarrear sobre la ciudadanía y la economía.
¿Por qué han trasladado sus domicilios sociales?
-Lo han hecho para dar tranquilidad y seguridad jurídica a consumidores, usuarios y clientes de fuera de Catalunya.
¿A qué obedece el decreto del Gobierno español que facilita la salida de empresas de Catalunya?
-El decreto aprobado la semana pasada por el Gobierno español para agilizar la salida de empresas de Catalunya a otras comunidades autónomas tiene una doble lectura porque también sirve para que puedan hacerlo en otras comunidades. Con este decreto una empresa de Asturias, por ejemplo, podrá irse a Murcia con una facilidad absoluta. Este tipo de actuaciones del Gobierno español es muy negativo porque asusta y mete miedo al ciudadano de a pie que no sabe sobre temas económicos y financieros, les está poniendo en la duda de qué hacer con sus ahorros, si sacarlos o mantenerlos donde están. Y yo les diría: ¿para llevarlos a dónde? y ¿por qué? Dicen que lo hacen por si acaso bloquean sus cuentas, pero eso no es posible hacerlo en una sola región, o se hace en todo el Estado o no se hace.
Ha sido un decreto aprobado ‘ex profeso’ para Catalunya. ¿Significa eso que busca descapitalizar Catalunya como sea?
-Con esta medida el Gobierno español pretende meter miedo, no tanto a las empresas sino a las personas. A partir de la promulgación de este decreto, hay gente que se ha acercado a los bancos y cajas de ahorro preocupada por sus ahorros o su hipoteca. La respuesta es que no va a pasar nada, están perfectamente asegurados.
Luego, los ahorros de la ciudadanía catalana están a salvo en cualquier caso.
-Llegado el caso se podrían bloquear las cuentas corrientes en España. En España sí, pero lo que no puede darse es que se bloqueen las cuentas en Catalunya y no se bloqueen en Aragón; o que se bloqueen en Euskadi y no lo hagan en Extremadura. Esto es absurdo. Pero por encima de todo se está intentando crear alarma social con este tema, no solo entre los ciudadanos de Catalunya también fuera. Por ejemplo el Banco Sabadell tiene el 70% de los depósitos los tiene fuera de Catalunya. Quien ha puesto esto en marcha no ha calibrado bien sus consecuencias porque es negativo para Catalunya pero también fuera de Catalunya.
¿Se han ‘marchado’ ya todas las empresas o el goteo se va a mantener durante tiempo?
-No lo sé. Dependerá de las estrategias de cada empresa, de los test que éstas hayan hecho entre sus clientes.
¿Las que se han marchado han recibido presiones políticas o lo han decidido libremente?
-Me resulta difícil creer que alguien pueda presionar a La Caixa. Además, no harían falta presiones porque si se genera un ambiente de incertidumbre lo más fácil para una empresa es tomar una decisión de este tipo. Cualquiera de estas grandes empresas que se han ido podrían haber hecho una campaña de imagen argumentando que esto que se pretende decir es falso, que no hay razones para asustarse, que las implicaciones son nulas y que se quedan aquí. Pero es más cómodo trasladar la sede social y cuando lo vean conveniente volver aquí.
¿Volverán esas empresas cuando esto termine, incluso en una eventual Catalunya independiente?
-Por descontado. Lo que es posible es que alguna de estas empresas no vuelva a Catalunya pero se vaya a la Toscana, por ejemplo.
¿Ha influido la marcha de estas empresas en la decisión de Puigdemont de no proclamar, de momento, la independencia?
-Nada, absolutamente nada. El procés independentista es un proceso que no viene de ayer, es un proceso largo, que durará cerca de un año. En octubre de 2018 Catalunya va a ser independiente, o va a tener una estructura muy semejante a la que apuntaba el Plan Ibarretxe, no porque los catalanes seamos más listos o más hábiles que otros, sino porque en Europa se ha puesto en marcha un proceso por el cual vamos a pasar de la Europa de los estados a la Europa de las regiones. En este contexto, se puede decir que en Catalunya se está haciendo una especie de experimento. Me consta que hay personas que están tomando buena nota de lo que se está haciendo aquí: en Flandes, en el Beneto, en Lombardia? Después de que Catalunya complete este proceso, en otras regiones se va a concretar algo parecido. Este no es un proceso poco ideológico, es un proceso práctico y económico.
¿En una Catalunya independiente, habría más paro y menos actividad económica? ¿La independencia sería un desastre para la economía de Catalunya?
-Los números desmontan este argumento. Hay alrededor de trescientos estudios económicos solventes que demuestran que una Catalunya independiente es viable también económicamente. El último de estos análisis se ha publicado el lunes de esta semana en el diario alemán Frackfurter Allgemeine. Solo hay una decena de estudios que dicen que no es viable. Catalunya está situado en el eje Tolousse-Barcelona-Sagunto y toda la conexión del norte de Italia. Tiene un territorio grande y bastante homogéneo y tiene un mix equilibrado entre agricultura-industria y servicios y, además, tiene una población bastante manejable (siete millones y medio de habitantes).
¿Puede el ‘procés’ tener impacto sobre la economía española? ¿Eso podría provocar que Europa tomara partido en esta cuestión?
-Que Europa va a intervenir es un hecho. Si Catalunya se va de España, el 23% de los ingresos fiscales de España desaparece. Por un lado está el famoso déficit fiscal interregional que Catalunya padece, que son los 16.000 millones de euros que Catalunya no recibe en relación a lo que aporta; y, por otro lado, está este 23% (aproximadamente 27.000 millones) de ingresos fiscales que España perdería si Catalunya se independiza. Además, el 20% del PIB de España se volatilizaría si Catalunya se convierte en un país independiente. Con estos datos en la mano, si gran parte de España quiere que Catalunya se quede en España es por interés mayormente económico. Esta es lo que explica la reacción del Gobierno español, una razón puramente económica.
¿Catalunya habría llegado a este punto si hubiera tenido un Concierto Económico como el de Euskadi?
-Hasta hace dos o tres meses pensaba que no se hubiera llegado a este punto. Siempre he dicho que si Catalunya tuviese el Estatuto de Gernika no se habría llegado a donde se ha llegado. Hasta hace unos años con un Estatuto de Autonomía así no habría pasado todo esto, pero hace dos o tres meses cambie este punto de vista. Ahora ya estamos en otro nivel, que trasciende lo económico. Ahora estamos en un cambio de modelo de Europa. Las regiones de Europa están reclamando cosas no solo de orden económico, sino de otro tipo.