Barcelona- Abrazos de despedida entre algunos mossos y policías, que abandonaron ayer Pineda de Mar, cerraron cuatro días de tensión en esta turística localidad barcelonesa, convertida durante la semana en uno de los focos del conflicto catalán. No en vano, desde el pasado lunes, después de que un grupo de guardias civiles cargara de paisano contra varios habitantes del vecino municipio de Calella, cientos de personas se concentraron reiteradamente a las puertas del hotel donde pernoctaban los efectivos desplazados hasta Catalunya con la finalidad de conseguir echarlos. En concreto, los cerca de 400 policías nacionales que se alojaban en dos hoteles de Pineda de Mar y uno de Reus abandonaron los recintos.
En Pineda, ante el hotel Mont-Palau, durante la mañana se formaron dos grupos, uno a favor de la presencia de la policía y otro en contra, cada uno a un lado de la calle, mientras los policías, de uniforme, esperaban fuera a que llegaran los vehículos para trasladarles. Varias decenas de agentes de la Policía Nacional fueron protegidos mientras estaban apostados fuera del hotel por un cordón policial de los Mossos d’Esquadra, y se marcharon en una decena de vehículos. En el hotel Gaudí de Reus (Tarragona) un grupo de agentes salió a primera hora y otro al mediodía sin ninguna concentración e incidentes, dentro del plazo previsto, ya que según informaron fuentes del establecimiento, la reserva concluía ayer mismo. Interior les ha reservado habitaciones en Huesca, Zaragoza, Teruel y Castellón.
La convivencia fue sosegada hasta la noche del referéndum y justo después de los episodios en que resultaron heridos numerosos votantes. Tras las cargas policiales registradas, un grupo de vecinos hizo una cacerolada ante sus hoteles. Esta campaña de hostigamiento elevó un poco la tensión, que se disparó a la noche siguiente, cuando se conocieron las cargas de guardias civiles en Calella. El Consistorio intentó negociar con ambas partes para que los policías se marcharan y rebajar así la tensión, pero Interior decidió mantenerlos en los establecimientos. Además, el polémico líder del PP en Catalunya, Xavier García Albiol, se desplazó el martes hasta la localidad para respaldar a los agentes. Postura que encendió más los ánimos de los independentistas, que volvieron a protestar y exigieron explicaciones al alcalde, el socialista Xavier Amor, quien, recibido con abucheos, leyó entonces un comunicado consensuado por todas las fuerzas políticas donde se hacía “una petición al mantenimiento de la convivencia y la cohesión social.
Tras esta intervención y una llamada a la calma por parte de los líderes independentistas -“La Moncloa quiere que aquí se produzcan imágenes violentas. No se las demos”, dijo uno de ellos-, los ánimos se calmaron y se disolvió la concentración. El miércoles continuó sin incidentes, aunque un grupo de miembros del PP de Barcelona volvió a desplazarse hasta el hotel de Pineda para saludar a los agentes. Ayer mismo algunos mossos acudieron al recinto donde se alojaban los policías nacionales para despedirlos con cierto cariño e intercambiándose escudos al entender que se habían limitado a cumplir una orden judicial. Algo relevante ya que el mismo domingo hubo más de un roce entre ambos cuerpos de seguridad.
Desde Madrid, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, acusó al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, de “alentar el acoso totalitario” contra los agentes y anunció que el Gobierno español mantendría a los policías en los hoteles donde había contrato en vigor. Ayer, en un comunicado, Interior informó de que vencían los contratos de algunos de los hoteles donde estaban alojados. - DNA