barcelona - El president de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, retrasó hasta la hora del telediario de la noche su declaración institucional de respuesta a la que ayer hizo el rey Felipe VI prevista inicialmente para el mediodía. Fue su manera de contraprogramar o jugar a los espejos con el discurso severo del monarca 24 horas antes. Pero no hubo más coincidencias entre ambos. Ni en la forma ni en el fondo. Frente a las continuas apelaciones del Borbón a la ley y al orden constitucional, el jefe del Govern hizo continuas llamadas al “diálogo”, a la “política” y a la “mediación” para buscar una salida al conflicto catalán y a la crisis de Estado generado por el proceso soberanista y el referéndum del pasado domingo, acrecentado por la violenta actuación de la Guardia Civil y la Policía española contra los votantes .

El president catalán replicó con firmeza al rey, al que situó a la sombra y dictado del Gobierno español, renunciando a su teórico papel de “moderador”. Reprobó la falta de voluntad para el diálogo del Ejecutivo de Rajoy al que reprochó su decisión de abordar un problema de raíz política como una cuestión de orden pública.

“No hemos recibido ninguna respuesta positiva por parte del Estado a ninguna de las opciones de mediación que hay sobre la mesa y creo, con toda sinceridad, que vuelve a ser una grave irresponsabilidad no atender los ruegos que envía gente de dentro y fuera de Catalunya y el Estado para que este conflicto se encarrile desde la política y no desde la policía”, señaló Puigdemont en una comparecencia televisiva breve, casi tan corta como los siete minutos y medio empleados la víspera por el monarca.

Al contrario que el jefe de Estado, que solo se dirigió a los suyos y no lanzó ningún guiño a los soberanistas catalanes, ni siquiera alguna palabra en catalán, el president Puigdemont inició su mensaje en español y se dirigió también a ellos para explicarles la necesidad de diálogo y mediación para encarrilar la situación. Se cuidó mucho de referirse a la ciudadanía española y siempre que lanzaba un reproche era para el rey o para el presidente español.

Puigdemont no vio apelación al diálogo y la concordia en el mensaje institucional del rey del martes: “Así, no. Con su decisión usted decepcionó a mucha gente en Catalunya, que le aprecia y que le ha ayudado en momentos difíciles de la institución”. Por el contrario, aseguró que fue un discurso solo para una parte de la población y que “hace suyo el discurso y las políticas del Gobierno Rajoy que han sido catastróficas en relación a Catalunya”.

Abundando en esta línea, le reprochó haber “ignorado deliberadamente a los millones de catalanes que no pensamos como ellos y a los catalanes que han sido víctimas de una violencia policial”, en alusión a las cargas del día del referéndum.

El jefe del Govern se refirió a las manifestaciones que el martes llenaron los ayuntamientos y las plazas de toda Catalunya para protestar contra las cargas policiales del 1-O contra los ciudadanos que pretendían votar en el referéndum: “Ayer [por el martes] se manifestaron personas con banderas de España y estelades compartiendo el rechazo a la violencia y a las cargas injustificables de la policía, no sabéis la admiración que como pueblo recogemos en todo el mundo por esta actitud tan cívica y tan comprometida”, puntualizó.

A menos de cinco días para el pleno del Parlament catalán que seguramente servirá para la proclamación de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y el arranque oficial de la desconexión con el Estado español, el president Puigdemont no hizo referencia expresa a esta cuestión, ni tampoco citó la palabra independencia, pero sí insinuó que mantiene la hoja de ruta.

“Hoy tenemos más cerca que ayer nuestro deseo histórico” afirmó, para a renglón seguido sugerir con más claridad que el soberanismo llevará hasta el final el mandato recogido en la ley de Referéndum aprobado el pasado 6 de septiembre por el Parlament que prevé que 48 horas después del recuento oficial de los votos del 1-O se convocará al legislativo para proclamar la DUI. “Este domingo conseguimos hacer un referéndum en medio de un océano de dificultades y de una represión sin precedentes, estoy seguro que los próximos días volveremos a enseñar la mejor cara de nuestro país cuando las instituciones de Catalunya tengan que aplicar el resultado”, subrayó Puigdemont.