gasteiz - Tras la muerte de Kepa del Hoyo, los denominados ‘niños de la mochila’ dieron a conocer su situación. También han comparecido en el Parlamento, respaldados por Sare. ¿Tienen previstas más acciones para visibilizar su situación?

-Hay quienes han entendido que Sare estaba utilizando a los niños, pero son la Justicia y el Gobierno español los que les utilizan obligándoles a esos largos recorridos para visitar a sus padres o madres presas. Nosotros quisimos visualizar en esa comparecencia con un grupo de niños, que en total son unos 130, que llevan la carga de una mochila que supone coger todos los viernes un autobús e irse hasta el Puerto de Santa María, o a Sevilla, fundamentalmente a prisiones andaluzas, recorrer más de mil kilómetros y volver el domingo a la noche, y así semana tras semana y año tras año. Esa es la cara más visual y reconocible de la venganza y el odio aplicado por el Gobierno español en las personas de los niños hijos de presos y presas. Vamos a seguir insistiendo en este tema porque es como mejor se comprende esa política vengativa.

¿Qué actitudes ven en esos menores, especialmente los de más edad y que han decidido dar el paso de salir a la luz pública?

-El propio documento que el hijo de Kepa del Hoyo leyó es la expresión clara de un grupo de jóvenes que como la mayoría de la sociedad entienden que estamos en una nueva etapa y que las actitudes de antes no se pueden mantener ahora. No eran legítimas antes y mucho menos lo son ahora. Quieren seguir dando pasos, y creo que el ejemplo que se está dando por una de las partes es enormemente positivo. Desde la decisión de ETA de abandonar la violencia, el desarme o el debate interno en las cárceles a la propia declaración de los niños de la mochila.

¿La decisión de los presos de acogerse a la legislación penitenciaria puede, siquiera cuantitativamente, amortiguar el problema, en la medida en la que haya excarcelaciones y cambios de grado?

-Lo que se está consiguiendo fundamentalmente es desarmar el lenguaje de una parte que era absolutamente inamovible a cambios. El último paso, el de los presos de ETA, que se ratifiquen en lo que ya dijeron en diciembre de 2013, desarma el lenguaje de ese grupo monolítico y eso es un paso importante, posiblemente se tendrá que completar cuando la organización ETA lo considere con su propia disolución, pero sí posibilitan y fortalecen la posición de quienes defendemos que se cambien la cosas y se acabe con el escenario de confrontación de tantos años.

¿En ese objetivo se ubica la insistencia de Sare de que la ciudadanía se sume a sus reivindicaciones al margen de sus ideas?

-Sí, ese concepto de Sare en su traducción como red persigue ampliar el abanico de personas individuales que al margen de sus concepciones políticas tiene el paraguas común de la defensa de los derechos humanos, y ese es el camino que seguimos desde nuestro nacimiento en junio de 2015. Éramos un grupo muy pequeño de personas que pertenecíamos a adscripciones ideológicas diversas, pero se ha ido ampliando, y hay gente que pertenece al ámbito del PSE, del PNV, de la izquierda abertzale, pero que consideran que hay elementos comunes para trabajar de forma conjunta. Hoy somos muchos más que en 2015 y así nos gustaría seguir. A nosotros nos gustaría que para final de año Sare desaparezca, eso supondría que los objetivos por los que nacimos se han cumplido, pero mientras eso no ocurra seguiremos ampliando la red. Está siendo muy complicado porque Sare sigue siendo perseguida por la Audiencia Nacional y la Policía, cuando somos personas muy conocidas y con una trayectoria para nada sospechosa de nada que no sea la propia legalidad. Molesta mucho que haya organizaciones como Sare, les gustaría más la posición de bloques concretos a favor y en contra confrontados, nosotros no estamos ahí.

¿Tiene por tanto la esperanza de que la manifestación de enero sea la última?

-Será una manifestación bastante más importante y masiva, y en eso estamos trabajando, que hasta el momento; estamos en un momento clave y hay que echar el resto. Ojalá sea la última, y no descartamos además que el año que viene traslademos movilizaciones como la de Bilbao y una presencia constante a otras zonas del Estado para trasladar una reivindicación que es absolutamente democrática.