barcelona - Los soberanistas despejaron ayer una de las incógnitas del referéndum de independencia de Catalunya previsto para el 1 de octubre. La campaña arrancará en la medianoche del 15 de septiembre y durará quince días, en sintonía con su intención de que el plebiscito se parezca lo máximo posible a cualquier convocatoria electoral, para dotarle de ese modo de un barniz garantista. Entidades y partidos independentistas esbozaron ayer las líneas generales y lo hicieron de manera conjunta para enviar una imagen de fuerza y de buena convivencia tras haber proyectado en público sus tensiones sobre los ritmos del procés, sobre todo entre el PDeCAT y la CUP. También proyectaron la idea de que no van a parar las máquinas a pesar de que el Gobierno español y los tribunales hayan puesto la lupa en los preparativos de la votación. La campaña se ha presentado con más de un mes de antelación y, de hecho, hay toda una batería de actos previstos antes del 15 de septiembre. El reto es llamar la atención de las instancias internacionales, y también movilizar ya a la ciudadanía y que no decaiga esa tensión tras cinco años empujando a favor del proceso en las calles, aunque en ese plano el principal desafío que se le presenta al Govern es seducir a los sectores próximos a Podemos, los comunes o el PSC para que también voten y la participación vaya más allá de los independentistas convencidos.
El acto lo condujo la ANC, una de las plataformas que han estado detrás de las históricas movilizaciones de la Diada. Su presidente, Jordi Sànchez, detalló las claves de una campaña en la que van a participar también el PDeCAT, ERC, la CUP, Demòcrates, MES, la AMI (la asociación que aglutina a los municipios independentistas), Òmnium y Súmate. Se basará, sobre todo, en actos conjuntos. Tres de ellos serán multitudinarios. Uno, en concreto, tendrá lugar en Barcelona para buscar el impacto mediático de toda una multitud empujando a favor del referéndum en la mismísima capital catalana.
A partir de ahora, la partida se va a jugar sobre todo con la mirada puesta en las instancias internacionales, para provocar simpatía por el referéndum y que se escuche un clamor ciudadano a favor del derecho a decidir. También se han empezado a repartir 120.000 banderas para que los ciudadanos de Catalunya, una de las zonas más turísticas del Estado, las coloquen en sus balcones. En ellas aparece un sí de grandes dimensiones.
discrepancias Los soberanistas han echado pelillos a la mar. Ayer proyectaron una imagen de unidad a pesar de las diferencias que existen en su seno. El Govern lo comanda Junts pel Sí, una formación liderada por el PDeCAT, ERC y los independientes; pero se apoya a nivel parlamentario en la CUP. La formación anticapitalista lleva varias semanas poniendo en duda que la antigua Convergència tenga los arrestos necesarios para llegar hasta el final. Teme que le tiemble el pulso ante la amenaza del Estado y que algunos cargos prefieran poner a salvo su patrimonio económico, de manera que el referéndum no tenga lugar o se transforme en una votación descafeinada sin efectos jurídicos. Hubo voces de ERC que, al parecer, trasladaron también su inquietud al president Puigdemont, aunque lo hicieron con mayor discreción. Tras esa polémica, Puigdemont acometió una remodelación de su Govern que afectó a los departamentos clave para la votación: Ensenyament, Interior y la portavocía de Presidència.
Ayer mismo, la CUP siguió apretando al Govern y lo hizo por el flanco de la llamada Ley de Transitoriedad Jurídica, la norma que serviría para sustituir la legalidad española por una nueva legalidad catalana. El Govern quiere aprobarla después del referéndum, porque entiende que solo tendrá legitimidad para hacerlo si triunfa el sí a la independencia. La CUP, sin embargo, quiere aprobarla ya. A su juicio, existe el riesgo de que, aunque ganase el sí a la ruptura con España, el PDeCAT comenzara a demorar la independencia planteando otra serie de trámites y negociaciones con el Estado. El parlamentario Benet Salellas lanzó ayer un primer aviso en una entrevista concedida a Europa Press. “Si hay dificultades para entrarla a registro o hacer una tramitación conjunta, como CUP estamos dispuestos a hacer una entrada a registro de esta ley exclusivamente como CUP”, dijo. Según Salellas, existe un debate en Junts pel Sí y añadió que, si no lo resuelven, la CUP dará el paso.
Al margen de estas discrepancias, también existe disparidad de criterios sobre el modelo económico, y en los últimos meses ha sobrevolado la idea de que ERC planea distanciarse del PDeCAT con la esperanza de triunfar en unas próximas elecciones. Cabe recordar que los republicanos de Oriol Junqueras ya han avisado de que la coalición Junts pel Sí tiene fecha de caducidad y es un experimento que no se repetirá. De ahí la trascendencia política de la imagen de ayer.
Sànchez explicó que la campaña será conjunta para reivindicar los diferentes acentos de los independentistas. “El sí será más fuerte cuanto más plural sea la gente que lo defiende”, dijo. Desde ERC, Sergi Sabrià pidió una participación “muy alta” y, por parte del PDeCAT, David Bonvehí pronosticó que será la campaña de sus vidas. Desde la CUP, Quim Arrufat apostó por “dejar de ser súbditos”. La información de la campaña se detalla en la página webdelsi.cat, donde también se recogen actos de cada partido por separado, aunque bajo el mismo paraguas. Habrá mítines sectoriales sobre pensiones, seguridad y defensa e inmigración, entre otros.