bilbao - Eduardo Madina lo deja. Ya no hará más política y abandonará su escaño en el Congreso de los Diputados. El socialista vasco trató de marcharse ayer sin hacer ruido, con un comunicado en el que solo tuvo buenas palabras para sus compañeros y no dio pie a otras lecturas. Sin embargo, con su decisión escenifica sus discrepancias con el nuevo PSOE de Pedro Sánchez, contra quien perdió una vez la batalla de las primarias, y a quien volvió a enfrentarse de manera indirecta cuando fue uno de los principales valedores de la andaluza Susana Díaz. Madina da carpetazo a esta etapa de su vida de manera prematura, con tan solo 41 años, una edad de oro en términos políticos. Su marcha, que llevaba un par de años rumiando, se ha precipitado tras la victoria de Sánchez. Madina había optado en las últimas semanas por un perfil bajo. Se había borrado de las tertulias radiofónicas en las que participaba, un gesto en el que todos interpretaron que no se veía capaz de defender unos postulados en los que no creía. También se notó su ausencia en las reuniones del grupo parlamentario. En la nueva etapa, parecía abocado a una travesía en el desierto sin gran protagonismo.
Madina se despidió ayer dando “muchísimas gracias” a sus compañeros y asegurando que ha sido “un enorme privilegio” formar parte de un grupo “absolutamente excepcional”. Sánchez le agradeció su trabajo a través de Twitter y le deseó suerte. El secretario general del PSOE ve ahora cómo se aparta una de las voces críticas más relevantes que quedaban en su partido, y lo hace además con una despedida de guante blanco. El susanismo ha renunciado a plantar batalla ante la contundente victoria de Sánchez, aunque permanece agazapado a la espera de las elecciones generales y de que el líder socialista cometa algún error que le cueste otra rebelión interna. Mientras tanto, Susana Díaz se centra en conservar su bastión andaluz y en mantener cohesionada su federación. Este fin de semana tendrá lugar el Congreso del PSOE-A, un paseo militar para Díaz donde el sanchismo tendrá una presencia testimonial y tampoco está presentando batalla. El plante de Madina es la decisión de los críticos más sonada hasta la fecha. Los principales referentes de esa corriente son ahora Díaz y el presidente valenciano Ximo Puig.
Sánchez pierde el capital político de Madina, conocido sobre todo por su aura de resistencia contra ETA y por ser uno de los referentes éticos del socialismo en la lucha contra la organización, aunque en realidad él nunca hizo bandera de su condición de víctima y llevó su tragedia personal con entereza. Todo apunta a que Madina (Bilbao, 1976) se centrará en la docencia universitaria. Ha sido profesor adjunto de Relaciones Internacionales en la Universidad Carlos III de Madrid. Comenzó su periplo en el Ayuntamiento de Sestao y en la Secretaría de Política Institucional de las Juventudes Socialistas. Fue ocupando ese último cargo, con 26 años de edad, cuando una bomba lapa adosada a los bajos de su coche le amputó la pierna izquierda. El atentado truncó su trayectoria deportiva como jugador de voleibol, y fue uno de los episodios más traumáticos del socialismo, que vio cómo un joven sin apenas responsabilidades en el partido se convertía en objetivo de ETA a pesar de que defendiera el diálogo.
duelo con sánchez Poco después, daba el salto al Congreso de los Diputados. También fue vocal en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE y secretario del grupo parlamentario. Sin embargo, la actuación que le daría mayor notoriedad a nivel estatal fue su participación en las primarias socialistas de 2014, su primer duelo con Sánchez. En esa contienda, en la que también participó José Antonio Pérez Tapias, Sánchez se impuso con claridad con la mitad de los votos y más de diez puntos de distancia sobre Madina.
El enfrentamiento se agravó en la investidura fallida del pasado año. Madina no vio factible el planteamiento de su líder, que pretendía desalojar a Rajoy con un pacto a varias bandas que no terminaba de fructificar. Pidió que una Gestora se hiciera con las riendas, y fue uno de los cargos que estuvieron en la cocina de la rebelión que descabalgó a Sánchez en el agitado Comité Federal de octubre. Madina se alineó a partir de entonces con Díaz e impulsó su candidatura.
A él se le encargó realizar la ponencia marco del Congreso socialista junto con el economista José Carlos Díez, un documento que llevaba el sello de la Gestora. Sánchez la desfiguró con setenta folios de enmiendas para incluir el concepto del Estado plurinacional, y una mayor convergencia con Podemos. Madina, molesto con su proceder, renunció a defender ese texto. Ahora ha dejado la política, y su escaño lo ocupará José Enrique Serrano, jefe de gabinete de Zapatero y uno de los negociadores de Sánchez en la investidura. Madina había sonado como baza del susanismo para el futuro, una opción ya descartada.