Mariano Rajoy es el primer presidente del Gobierno español en activo que declare como testigo ante un tribunal en un sumario por delitos de corrupción. Lleva varios días preparando a fondo las respuestas para el interrogatorio al que será sometido hoy a partir de las 9.30 de la mañana en la Audiencia Nacional que juzga la primera época del caso Gürtel (1999-2005). En concreto se le preguntará por la contratación de empresas de Francisco Correa en las campañas electorales del PP de 2003 en los municipios madrileños de Majadaonda y Pozuelo, cuando ocupaba el cargo de vicesecretario general del partido y posteriormente secretario general, esto es, número dos de su formación, por debajo del presidente José María Aznar. Una de las grandes incógnitas es si el interrogatorio incluirá preguntas sobre los denominados papeles de Bárcenas que, aunque no es objeto de este juicio, actúa como telón de fondo de la causa.
Obligado a decir la verdad en el interrogatorio
Mariano Rajoy declarará como testigo, es decir, como ciudadano Rajoy y, por tanto, está obligado a decir la verdad, de lo contrario podría incurrir en perjurio y convertirse en un imputado más de la causa. Pese a ello, no se espera grandes revelaciones a la causa en la declaración del presidente español. Más bien al contrario, sin llegar al “no sé, no recuerdo, no me consta” acuñado hace poco también en sede judicial por el exministro del Interior Jaime Mayor Oreja, lo más previsible es asistir a un Rajoy en modo evasivo a las preguntas de los abogados de la acusación popular y de las fiscales. Desde su partido ya han preparado el terreno para tratar de justificar esa actitud ambigua y huidiza al señalar que el presidente “tendrá poco que aportar” durante su declaración ante el juez.
La línea argumental de la testifical del presidente español se basará en poner un cordón sanitario sobre cualquier dato que le pueda vincular con los acusados y con los hechos que se investigan. De entrada, como ya han avanzado fuentes de la dirección del partido, se colgará la medalla de ser quien “echó” a Correa, el cabecilla de la trama, y a sus empresas y limpió el partido de polvo y paja. Además, intentará poner tierra de por medio entre las empresas de la Gürtel y las adjudicaciones que se hicieron en aquellos años en los que era vicesecretario general desde los ministerios en que gestionó (Administraciones Públicas, Educación y Presidencia). En su alegato quiere acreditar que no aparece ningún tipo de relación de la trama con los departamentos que gestionó en aquellos años.
La imagen institucional de un jefe de Gobierno
Previsiblemente, Rajoy saldrá indemne de esta declaración, tanto personal como políticamente. Es un político experimentado, bregado en la oratoria y con muchas tablas en la tribuna, como ha quedado patente en innumerables ocasiones en el Congreso donde ha demostrado que se faja bien en el estrado y ha salido vivo incluso de las peores emboscadas de sus adversarios políticos. Muchas veces incluso ganando a los puntos.
El político gallego es un superviviente nato gracias a su capacidad de aguantar incólume las tempestades y mantener su brújula hasta que pase el vendaval. Pese a que su partido está acorralado por la corrupción y muchos cargos, anteriores y actuales, de la formación están bajo sospecha, imputados o condenados, Rajoy sigue sin mácula judicial y políticamente parece intocable. El paseíllo judicial hoy en la Audiencia Nacional va a ser un sapo con el que va a tener que lidiar durante unos pocos días que, previsiblemente, dejará atrás con la llegada de las vacaciones políticas la próxima semana. Con todo, la de esta mañana será una jornada imborrable por la imagen institucional de un presidente del Gobierno pisando una sede judicial para declarar por corrupción. Y todo ello ante más de 300 periodistas acreditados para la ocasión, muchos de ellos de medios internacionales.
El tribunal le evita la foto con los acusados
La sesión 101 del juicio de la Gürtel presenta la particularidad de que el testigo declarante no se situará en el banquillo frente a los tres magistrados, como suelen hacerlo el resto de los testigos y acusados. El tribunal ha sido benévolo con él y le ha situado a un lado, en lo que se conoce como estrados. Así pues, testificará en una silla entre el tribunal y los abogados defensores. De este modo se garantiza que no habrá una foto en la que comparta imagen con Correa, Pablo Crespo o Álvaro Pérez, alias El Bigotes, los principales acusados de liderar la trama, todos ellos actualmente en prisión. La imagen sería demoledora para el presidente del Gobierno. De todos modos, los tres citados no estarán en la sala porque no tienen obligación de ello, al no haber sido requeridos para ello.
Pese a todo, desde la dirección del partido aseguran que Rajoy afronta la cita “con normalidad” y “tranquilo”, que es lo que se dice habitualmente cuando uno afronta una situación excepcional que quita el sueño. “Hacía tiempo que no lo veía tan tranquilo”, llegó a decir el pasado lunes el número tres del PP, Fernando Martínez-Maíllo.
Los populares creen que la declaración será corta y que solo le planteará preguntas el abogado de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade), José Mariano Benítez de Lugo, que ejerce la acusación popular y que pidió la testifical de Rajoy. Pero ese vaticinio puede caer si alguno de los abogados que representan a los 34 imputados en el juicio pregunta por los papeles de Bárcenas y la caja B del partido. En este punto, será decisivo la manga ancha de los magistrados, especialmente el presidente del tribunal, Ángel Hurtado, ya que pueden optar por dejar preguntar o limitar las cuestiones al tema objeto que se juzga en la causa, esto es, la campaña electoral del Partido Popular en Majadahonda y Pozuelo entre 1999 y 2005.
Otros líderes europeos también ante el juez
El PP intenta quitar hierro a la foto de hoy alegando que no es el primer presidente europeo en activo que pisa los juzgados y recuerdan que los franceses Lionel Jospin y Domenique de Villepin y el premier británico David Cameron también declararon ante un juez. Asimismo, los populares tiran de hemeroteca para rescatar del pasado que también Adolfo Suárez -por el caso Banesto- y Felipe González -por los GAL- tuvieron su paseíllo judicial, aunque estos ya habían abandonado la Moncloa. Mal de muchos...