MADRID - El PNV y el Gobierno español intentaron cerrar un acuerdo sobre el techo de gasto ayer hasta última hora, pero no hubo fumata blanca. No se han encendido las alarmas porque hay voluntad por ambas partes, nadie duda de que es cuestión de tiempo, y todavía tienen de margen un puñado de horas hasta que el ministro Montoro comience a defender sus cifras a las 15.00 horas en el Congreso de los Diputados. La votación tendrá lugar hoy, y Rajoy necesita el voto a favor de los cinco escaños jeltzales o verá caer su proyecto y, por lo tanto, tampoco podrá redactar en septiembre los Presupuestos para el próximo año. Pero nadie está pensando en ese escenario extremo de desacuerdo. El pacto se está demorando por cuestiones de interpretación del techo de gasto. El PNV quiere aclarar cómo se aplicarían algunos puntos del proyecto a la luz de la singularidad foral vasca del Concierto Económico y el Convenio navarro. Ayer se produjeron varios avances pero el acuerdo no fue total.
El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, tuvo ayer una jornada frenética. Primero estuvo en Bilbao, donde no se produjo la habitual reunión semanal de la ejecutiva jeltzale, pero sí hubo contactos constantes para tomar decisiones. Después tomó el avión hacia Madrid, llegó pasadas las 19.00 horas y comprobó si había llegado alguna oferta de última hora desde el Gobierno español. Ayer a la noche continuaba el cruce de papeles. Nadie duda de que el acuerdo tendrá lugar porque existe voluntad por ambas partes. Rajoy necesita los cinco votos del PNV porque por ahora solo tiene 170 (los del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria), la abstención de Nueva Canarias y el voto en contra del resto. El PNV, por su parte, quiere que haya techo de gasto porque solo así podrá presentarse en septiembre un proyecto presupuestario en el que quiere influir. Los jeltzales aspiran a negociar los traspasos competenciales pendientes e inversiones en infraestructuras. Ese escenario nunca llegaría si ahora dieran un golpe sobre la mesa.
asumir el coste Fuentes jeltzales consultadas por este periódico a última hora del día confirmaban que la negociación se aplazará hasta hoy. Las mismas fuentes admiten que se ha creado una situación indeseada con la demora del acuerdo, porque el PNV va a ser el último en pronunciarse y puede aparecer como el salvador del techo de gasto. “Sin embargo, frente a cuestiones estéticas, asumiremos el coste de la decisión para defender los intereses de Euskadi”, añadieron.
La negociación se está extendiendo más de lo previsto. Prometía ser sencilla porque el PNV no le da un valor político y no ha planteado contrapartidas. En el techo de gasto se dirimen únicamente cuestiones muy técnicas: los fondos que tendrá Rajoy para diseñar su proyecto presupuestario, a cuánto ascenderá en total, y qué límite de déficit y deuda tendrán las administraciones públicas en su conjunto por exigencias de la Unión Europea. Es un marco general que sirve como base para redactar los Presupuestos. Además, los jeltzales tienen más o menos cubierto el flanco del límite de déficit vasco, y asumen que no habrá ningún problema para trasladar a la comunidad autónoma la relajación en las metas que ya se ha acordado para los territorios de régimen común. Se pasará de un 0,3 a un 0,4% el próximo año, lo que se traduce en unos 70 millones más de disponibilidad presupuestaria para Euskadi. El límite pasará del 0 al 0,1% en 2019. El Gobierno español tampoco ha tomado decisiones que le hagan más difícil aprobar el techo de gasto, porque ha decidido que suba un 1,3% con respecto al pasado año, hasta situarse en 119.834 millones. Ha sido la primera subida en cuatro años.
Debido al voto en contra que han anunciado ya los socialistas, Unidos Podemos, los soberanistas catalanes y EH Bildu, el Gobierno español necesita forzosamente el voto a favor de los jeltzales. No le basta con su abstención, y ese matiz está provocando que las negociaciones se estén retrasando porque aún quedan flecos técnicos que cerrar y que impiden al PNV una adhesión tan íntima a las cifras de Montoro.
Es la única incógnita que queda por despejar. Ciudadanos ya anunció su voto a favor tras haber logrado una exención en el IRPF para los mileuristas. Los dos partidos canarios, por su parte, desvelaron ayer su posición, y también en ese caso el desenlace fue favorable para los intereses de Montoro, que necesitaba el voto a favor de Coalición Canaria y la abstención de Nueva Canarias. La primera formación le dio ayer el sí, mientras el partido representado en el Congreso por Pedro Quevedo se abstendrá porque no ha logrado un acuerdo que satisfaga íntegramente sus demandas. Eso sí, ayer lanzó toda una declaración de intenciones al avisar a Podemos de que no va a aceptar las presiones de nadie para que no pacte con Rajoy en beneficio de las islas, y recalcó que, si tiene que elegir entre parálisis o acuerdo, escogerá el acuerdo. A Montoro solo le queda recabar los cinco votos del PNV. Con ellos sumaría 175 más la abstención de Nueva Canarias, suficiente para superar por la mínima el trámite de hoy en el Congreso.
Montoro lo fía todo a esta combinación de aliados en materia económica. Ya ha descartado a los socialistas, porque la dirección de Pedro Sánchez ha dejado ver que Rajoy solo podrá contar con ellos para las grandes cuestiones de política internacional y para rechazar el referéndum catalán, aunque ahí también surgen matices y la adhesión no es inquebrantable. El ministro espera contar con Ciudadanos, el PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias para aprobar las Cuentas del próximo año, un proyecto que tiene que registrar en el Congreso antes del 30 de septiembre. Aunque los jeltzales votaran a favor del techo de gasto, ese respaldo no prejuzgaría su respaldo a los Presupuestos, una negociación diferente.