LA “manifestación de las manifestaciones”. Así definió un destacado dirigente político la multitudinaria marcha que, bajo un calor asfixiante, recorrió en la mañana del 12 de julio de 1997 el centro de Bilbao para exigir a ETA la liberación de Miguel Ángel Blanco. A las cuatro de la tarde expiraba el siniestro plazo impuesto por los terroristas para asesinar al joven concejal del PP si Moncloa no atendía sus exigencias.

Se suele citar a esa manifestación como la más concurrida de Euskadi, o al menos una de las más concurridas. Esta masiva reacción de la ciudadanía obedeció, además de al evidente impacto del secuestro, al hartazgo acumulado a lo largo de mucho tiempo ante las acciones de ETA. Cabe recordar que, tan solo unos días antes, el 1 de julio, la Guardia Civil rescató a José Antonio Ortega Lara del zulo en el que estaba encerrado y la banda liberó al empresario Cosme Delclaux. La imagen del funcionario de prisiones, famélico, desorientado y con una espesa barba tras 532 días de secuestro, estaba aún grabada a fuego en las retinas de los ciudadanos cuando, el día 10, Miguel Ángel Blanco fue secuestrado.

La reacción fue inmediata y el lehendakari José Antonio Ardanza convocó de urgencia a los partidos de la Mesa de Ajuria Enea: PNV, PSE, PP, EA, Ezker Batua y Unidad Alavesa. Tras una reunión de menos de una hora, guardaron cinco minutos de silencio y Ardanza dio lectura a un comunicado conjunto en el que afirmaron que, solo diez días después de la liberación de los dos anteriores secuestrados, “descubrimos con espanto que la crueldad y la inhumanidad de ETA no tenían el límite que nosotros creíamos”. Instaron además a la ciudadanía a secundar una marcha en Bilbao en favor de la libertad y la vida de Blanco. “Todos debemos acudir a manifestarnos como nunca, más que nunca”, llamaron.

Ese emplazamiento desbordó todas las previsiones y la capital vizcaína se encontró a la mañana siguiente abarrotada de personas que llegaron haciendo uso de todos los medios de transporte disponibles, incluyendo seis aviones que tomaron tierra a las nueve de la mañana en el aeropuerto de Sondika. La representación institucional estatal, autonómica y de la CAV fue asimismo numerosísima, incluyendo al presidente del Gobierno español, José María Aznar, su esposa Ana Botella y varios ministros.

“MÍguel sí, ETA no” Estaba previsto que la multitud partiera, tras una pancarta con el lema Bakea orain eta betirako, a las 12.00 horas de la Plaza del Sagrado Corazón. Sin embargo, hubo enormes problemas para que los participantes pudieran dar siquiera un paso, tal era la multitud congregada. Quienes lo presenciaron describen que no se trató de una manifestación al uso, con un principio y un final, sino que todo el recorrido hasta el Ayuntamiento era una manifestación en sí mismo.

Transcurrida una hora, y entre aplausos y gritos de “libertad”, la organización, encabezada por Gesto por la Paz, pudo habilitar una cadena humana que permitió a la comitiva avanzar con mayor celeridad. Los termómetros marcaban 31 grados y la cabecera llegó por fin a las escalinatas del Consistorio. Se escucharon nuevos gritos a favor de Miguel Ángel, y a las 14.00 se pidió un minuto de silencio. Veinte minutos después de concluir el acto, el público permanecía frente al Ayuntamiento y miles de personas seguían llegando a través del Arenal.

La exigencia de la liberación de Blanco no se pudo expresar de forma más contundente. Sin embargo, a las 17.00 horas fue localizado gravemente herido en Lasarte-Oria. Falleció durante la madrugada.

Transporte desbordado. La utilización de los servicios ferroviarios de Renfe, Feve y Euskotren se triplicó desde las diez de la mañana del día de la manifestación. Las previsiones de Metro Bilbao se vieron asimismo superadas y las canceladoras se abrieron a los usuarios ante la masiva afluencia.

Contramanifestaciones prohibidas. El Departamento de Interior prohibió las contramanifestaciones convocadas por HB en diversas localidades coincidiendo con la marcha en la capital vizcaína. Alegó para ello “la necesidad de destinar el máximo de recursos policiales” a la búsqueda del edil.