madrid - El repentino volantazo que ha dado Pedro Sánchez respecto al tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá -conocido por sus siglas en inglés, CETA- sigue marcando la agenda política del PSOE estos días. El recientemente proclamado secretario general sorprendió a propios y extraños con su anuncio de abstenerse ante el acuerdo transatlántico. No obstante, parece estar bajo control una posible rebelión en la bancada socialista con vistas a la votación del próximo jueves en el Congreso. Máximos representantes del sector afín a Susana Díaz, encabezados por la propia presidenta de la Junta de Andalucía, plegaron ayer las velas sobre el controvertido cambio de parecer y derivaron toda la responsabilidad hacia Sánchez.
Díaz se reunió ayer precisamente con el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, socialista francés, quien instó el jueves a Sánchez a mantenerse en el sí al CETA. Tras el encuentro celebrado en Sevilla, la presidenta andaluza declaró no quedarle “más remedio que aceptar y respetar” la decisión de la nueva dirección de Ferraz. Díaz trató así de evitar cualquier tipo de “controversia de índole orgánica”. En esa misma línea se expresó el exportavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez. “Es una decisión que corresponde exclusivamente al secretario general y a la Comisión Ejecutiva Federal”, recalcó la mano derecha de la baronesa andaluza.
El único afín a Díaz que endilgó alguna crítica fue el presidente extremeño, Guillermo Fernández-Vara, quien preside el Consejo Territorial en la nueva cúpula de Ferraz. Su reproche consistió en poner en tela de juicio la deliberación sin entrar en el fondo de la cuestión. “Lo único que pasa es que no ha habido un debate sereno ni reflexivo”, expresó. No obstante, quiso seguir la línea adoptada por el resto de susanistas y recalcó que Sánchez “está en su perfecto derecho para tomar la decisión que crea oportuna”. - DNA