MADRID - El Congreso de los Diputados vivió ayer una nueva reprobación de un miembro del Gobierno español tras la censura de hace unas semanas al ministro de Justicia, Rafael Catalá. El secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, pasó por el mismo trance por el supuesto chivatazo de la investigación de la Operación Lezo a Pablo González, directivo de Mercasa y hermano del expresidente madrileño Ignacio González, ambos actualmente en prisión.

La iniciativa del PSOE salió adelante al encontrar apoyos suficientes gracias a sus votos, los de Unidos Podemos y los de los nacionalistas catalanes -ERC y PDeCAT-, en total 167 votos, por 131 noes y 33 abstenciones. Los parlamentarios de Ciudadanos y del PNV optaron por la abstención al no avalar la fórmula de la reprobación, de modo que el PP se quedó solo en el intento de frenar la iniciativa socialista. Además de Catalá y Nieto, también han sido reprobados recientemente el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, y el ex fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix.

Al PSOE no le vale la explicación de que la reunión que mantuvieron Nieto y Pablo González duró 15 minutos y que en la misma se habló de asuntos de seguridad en los mercados y no del caso Lezo. Considera que la situación del secretario de Estado de Seguridad es “insostenible”, máxime tras calificar el juez de “grave” ese encuentro, y advierte de que, si el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, no le cesa, las sospechas recaerán sobre él.

Los socialistas encontraron el respaldo de Unidos Podemos, cuyo diputado Rafael Mayoral dejó claro que el cese del número dos de Interior les parece poco en un ministerio “que avergüenza” a España. El diputado del PNV Mikel Legarda dijo que sí le bastaron las aclaraciones de Nieto en la Comisión de Interior, al menos hasta que se levante el secreto sobre el sumario y se conozcan todos los detalles.

El propio reprobado aseguró antes de la votación que estaba “muy tranquilo” y acusó al PSOE de estar “decidido a seguir siendo un partido de oposición” y no de Gobierno al rodearse de “radicalidad”, lo que “no hace bien al país”. - DNA