gasteiz - Unidos Podemos presentó ayer en el Congreso su anunciada moción de censura a Mariano Rajoy, una iniciativa condenada de antemano a fracasar en la Cámara, pero que por lo pronto ha conseguido eclipsar las primarias del PSOE. Con su estratégico movimiento, Pablo Iglesias, que se presentará como alternativa a Mariano Rajoy, fuerza a los socialistas a posicionarse de nuevo con el presidente popular, tras el desmarque de las últimas fechas a cuenta de los Presupuestos y la corrupción. “Si se vota no, se está sosteniendo al PP en el Gobierno”, advirtió Irene Montero, portavoz de la coalición, tras registrar un texto que plantea a los parlamentarios, afirmó, votar por “una alternativa seria, firme y contundente” para “un de país nuevo que no tolera más las prácticas corruptas de saqueo de lo público del PP”.

Para los destinatarios oficiales de la moción, la misma constituye un “numerito más” para competir por el “voto despistado de la izquierda”, dijo el portavoz en el Congreso del PP, Rafael Hernando. De iniciativa “bolivariana” que presentaría “Maduro si fuera diputado en España” la tildó el eurodiputado popular Esteban González -Pons. Desde Ciudadanos, por su parte, su presidente, Albert Rivera, criticó que Pablo Iglesias “se autoproclame salvador” con una moción de censura “ficticia”.

Para los destinatarios oficiosos, a dos días de que el PSOE decida su rumbo futuro, el movimiento de Unidos Podemos no es más que una “manzana envenenada” para interferir en las primarias, según el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández; y para el portavoz de este órgano, Mario Jiménez, supone un ejercicio de “intrusismo al estilo Putin” para copar “protagonismo”, restárselo al PSOE, y de paso “engordar el ego” de Pablo Iglesias.

El aludido, desde la Facultad de Ciencias Políticas Universidad Complutense, patria chica de Podemos, consideraba una “obligación ética” presentar una moción contra un partido que está “parasitando las instituciones”, una moción que perderá en el Congreso, pero que “ganará mayoritariamente en la sociedad civil”.

En el texto de la moción se alude a ello, en cierta medida, cuando se recuerda que “hace 37 años, en unas circunstancias mucho menos graves que las actuales, se presentó una moción de censura que no prosperó pero que, sin embargo, señaló un futuro de cambio”. Fue la que Felipe González, socialista y jefe de la oposición en estos primeros años de la Transición, le presentó a Adolfo Suárez dos años antes de ganar las elecciones de 1982 por una abrumadora mayoría absoluta.

Esa fue la primera vez que se recurría a esa herramienta parlamentaria de excepción. La segunda y última llegaría siete años después, cuando Antonio Hernández Mancha se presentó como alternativa a Felipe González bajo las siglas de Alianza Popular. También fracasó, aunque en este caso de forma total, pues tanto el candidato como el partido desaparecieron poco después.

“cuestión de emergencia” Por otro lado, desde Euskadi, la secretaria general de Podemos en la CAV y diputada de Unidos Podemos, Nagua Alba, afirmó ayer que la actual situación es “muy grave” y que la presentación de una moción de censura contra Rajoy es “una cuestión de emergencia”. Por ello afirmó que el resto de partidos deben decidir ahora “entre mantener a Rajoy y al PP en el poder o buscar otra alternativa”. - T.D./Efe/E.P.

Los plazos. Se barajan los días 13 y 14 de junio como las fechas en las que se debatirá la moción de censura. En lo que resta de mayo el calendario de la Cámara está reservado para el debate presupuestario, y para la primera semana de junio no se prevé ningún Pleno. La última palabra, en todo caso, la tiene presidenta del Congreso, Ana Pastor.

Los apoyos necesarios. Unidos Podemos cuenta con 67 diputados, y de momento sólo tiene el respaldo de Compromís. Necesita por tanto de los votos del PSOE, ERC, PDeCAT y Bildu para sumar 176 votos.

El formato. Cualquier firmante de la moción la puede defender, sin límite de tiempo, y a continuación, también sin límite de tiempo, Iglesias expondrá su programa de gobierno. Luego llegará el turno de los portavoces parlamentarios, que debatirán en un turno de 30 minutos y una réplica de diez, antes de votar.