Donostia - Varios miles de personas recorrieron ayer por la tarde las calles del centro de Errenteria en recuerdo de las siete víctimas mortales de la Semana de la Amnistía que tuvo lugar en mayo de 1977. La cita, organizada por la dinámica Kalera Kalera, concluyó con la intervención del expreso Juan Mari Olano, que llamó a cerrar la actual fase política, para lo que consideró “imprescindible que presos, refugiados y huidos políticos estén en casa, en la calle con nosotros”.
En su discurso en la Alameda, Olano recordó la Semana de la Amnistía de 1977: “Cuando este pueblo estaba ocupado por las fuerzas del franquismo y nos recibían a golpes y tiros, los ciudadanos salimos a la calle. Al final obligamos al Gobierno de Adolfo Suárez a vaciar de presos políticos vascos las cárceles. Desde entonces no ha cesado la represión”.
“En el análisis que hicimos entonces el tiempo nos ha dado la razón”, dijo el portavoz de Kalera Kalera en referencia al PNV: “Por desgracia el tiempo nos ha dado la razón. Nosotros sí hacemos balance. Ha sido dura la lucha de estos 40 años para mucha gente, hemos sufrido y hecho sufrir. Otros todavía están rogando competencias del Estatuto y el Amejoramiento de hace casi 40 años. Miles de decisiones que afectan a la vida de los vascos se toman en Madrid y las que se toman aquí son recurridas. Ese es el balance”.
TRES MUERTOS EN 1977 La manifestación de ayer se enmarcó en los actos de recuerdo de la sangrienta Semana de la Amnistía de hace 40 años. Las movilizaciones se sucedieron entonces entre los días 8 y 15 de mayo. El día 12 fue una jornada de lucha en la que fue asesinado Rafael Gomez Jauregi. Volvía por la Alameda de Errenteria de dar un paseo cuando una de las balas que disparó uno de los guardias civiles desplegados atravesó su tórax.
Un día después, murió otro vecino de Errenteria. Fue el joven de 28 años de origen madrileño José Luis Cano. El gobernador de Nafarroa, Fernando Pérez de Sevilla, explicó que se desconocían las “circunstancias exactas” de la muerte de Cano, “si bien se supone pudo haber sido producida por algún disparo de las fuerzas de la Policía Armada”. Tras Gomez y Cano, Errenteria vio morir a otro vecino suyo esa semana. Mientras estaba en el balcón de su piso en el barrio de Beraun, donde se quería llevar a cabo una asamblea popular, una bala acabó con la vida de Gregorio Maritxalar.