gasteiz - Casi diez años han transcurrido desde que se aprobó la última Ley Quinquenal, un periodo que ha visto pasar tres gobiernos españoles y cuatro vascos y durante el que la coyuntura política ha impedido cumplir con lo establecido legalmente, que cada cinco años se revise la norma para el cálculo del Cupo. Lo cierto es que la relación financiera entre Euskadi y el Estado nunca ha sido sencilla, especialmente desde que el segundo Gobierno de José María Aznar rompió todos los puentes con Euskadi tras el advenimiento del Pacto de Lizarra al que se sumó el PNV. Aquel periodo, en todo caso, coincidió en el tiempo con la vigencia de la Ley Quinquenal 2002-2006 y por ello, aunque las graves desavenencias en cada liquidación anual y los impagos eran la norma, se llegó a la era de Rodríguez Zapatero en plazo.
De hecho, en 2005 comenzaron los contactos para renovar una ley que hasta la fecha siempre ha estimado que el peso de Euskadi en la economía española es del 6,24%, un porcentaje que al común de los ciudadanos no le dice nada, pero que entre los más iniciados en España ha despertado las más furibundas críticas, hasta el punto de que se considera a veces que en buena medida el supuesto trato de favor a Euskadi se sustenta en esa estimación, más que en el Concierto y el Cupo en sí mismos. Arantza Zenarruzabeitia, entonces titular de Hacienda con el lehendakari Ibarretxe, y Pedro Solbes, el ministro de Economía al que no quiso escuchar Zapatero; protagonizaron unos contactos en los que también jugó un papel sustancial un actor hoy más relevante si cabe, el entonces portavoz de Economía del PNV en el Congreso y hoy consejero vasco de Hacienda y Economía Pedro Azpiazu.
Aquella negociación no fue ni mucho menos sencilla. De por medio se coló la propia modificación del Concierto, para disgusto del PP, que veía peligrar con ella el encaje en Europa del sistema fiscal vasco, un temor luego diluido por el Tribunal de Justicia de la UE. En todo caso, en octubre de 2007 el Congreso aprobó por amplia mayoría una Ley Quinquenal cocinada el verano anterior, cuando el PNV comprometió su apoyo a los últimos Presupuestos de la primera legislatura de Zapatero.
Llegaron cinco años de paz financiera y luego, la nada. Rajoy ganó las generales de 2012 por mayoría absoluta. Durante el año anterior, cuando tocaba la renovación, su antecesor lidiaba con una crisis sin precedentes que apenas acababa de asumir y Gasteiz había desaparecido de su agenda, al menos en lo que a los dineros se refiere.
Así pues, en un contexto diametralmente opuesto al de la etapa anterior, la renovación de la Ley Quinquenal quedó bloqueada para todo un lustro. La comunicación entre Euskadi y Madrid se cortó, salvo cuestiones puntuales como la renovación de siete impuestos menores en 2014, y Rajoy no volvió a levantar el teléfono hasta que, tras dos elecciones consecutivas y una crisis fenomenal en el Estado, ahora más política que económica, le tocó buscar apoyos para gobernar con un Presupuesto sobre la mesa. - T.D.