madrid - Las precauciones que estaba tomando el investigado para que sus conversaciones no fueran escuchadas, incluso con sistemas de encriptación de su teléfono móvil, hicieron sospechar al juez instructor del caso Lezo de que podría haberse producido un soplo al expresidente madrileño, Ignacio González. Por ello, según desveló ayer Cadena Ser, el juez Alejandro Abascal ordenó a agentes de la Guardia Civil que entrasen en el despacho profesional como abogado del expresidente madrileño para colocar un micrófono oculto. En las últimas jornadas, varios medios de comunicación estatales han apuntado que podría haberse producido un chivatazo desde el Gobierno español, aunque otros medios apunta a una magistrada. La colocación del micrófono está amparada en la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 2015. El juez Eloy Velasco mantuvo la orden dada por Abascal.

El fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, confirmó ayer que los investigadores colocaron un micrófono en el despacho de González, pero a partir de ahí no quedó nada claro. No cree que esta medida se debiera a que el juez sospechara de la existencia de un soplo, pero tampoco quiso hacer de su criterio un tótem porque solo lleva un mes en el cargo y no tiene muchos más datos. “A la Fiscalía no le constan las filtraciones y, es más, no sería capaz de asegurarlo, pero creo que el micrófono no se coloca por las filtraciones sino como consecuencia de la investigación que se está realizando”, dijo en la misma cadena radiofónica.

Fue después cuando matizó que él llegó a su puesto hace un mes y no tiene constancia de lo que ocurrió antes de su llegada, de manera que no puede asegurar si ambas cosas están relacionadas. “Que no tenga información no quiere decir que no sea la verdad”, lanzó después. El micrófono lo colocó la Guardia Civil una madrugada abriendo la puerta con una ganzúa en presencia de un secretario judicial.

Pocas veces una investigación judicial ha dado tanto que hablar y ha dado pábulo a tantas acusaciones de obstrucción a los investigadores. El propio Moix tuvo que defenderse ayer de las voces que lo acusan de haber intentado frenar una de las detenciones, relacionada con la empresa Inassa. En conversaciones pinchadas por los investigadores, González se congratulaba con el exministro Zaplana de su posible designación como fiscal, dando a entender que sería beneficioso para salir bien parados de las acusaciones judiciales.

Moix dijo que no va a dimitir y que no conoce esa conversación. “Que esa persona que consideraba que mi nombramiento le iba a favorecer yo he ordenado su ingreso prisión pone de manifiesto la objetividad e independencia sobre la que la Fiscalía Anticorrupción trabaja”, se defendió Moix. Añadió que no son amigos, sino que tuvieron relación institucional.- DNA