madrid - La dilatada trayectoria de Esperanza Aguirre en el PP parece haber llegado a su ocaso. A pesar de haber logrado zafarse de los procesos judiciales que salpican a sus colaboradores más estrechos, la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha perdido toda la credibilidad en el seno del partido y ha quedado condenada al ostracismo por la mayoría de sus compañeros. Aguirre está acorralada por los casos de corrupción y abandonada por la dirección nacional de Génova.
La operación Lezo ha supuesto otro varapalo que pone todavía más en entredicho la gestión al frente de la Comunidad de Madrid y del PP regional de una Aguirre que ha pasado de serlo todo en el partido a perder gran parte de sus apoyos y quedar en una situación muy delicada. La expresidenta jura y perjura que no sabía nada de los escándalos de corrupción que han estallado a su alrededor, pero a nadie le resulta plausible que no estuviera al corriente de las actividades ilícitas de sus colaboradores más cercanos, sobre todo de Ignacio González, con el que trabajó codo con codo en las instituciones durante dos décadas y que le sucedió en la presidencia madrileña septiembre de 2012.
La estrategia de la dirección nacional del PP es que la lideresa caiga por sí misma y evitar así un enfrentamiento directo con una dirigente que siempre ha sido temida en Génova y que encabezó la corriente crítica con Mariano Rajoy tras la derrota electoral de 2008. Así, los dirigentes populares esperan que Aguirre termine renunciando tarde o temprano a su cargo como portavoz del partido en el Ayuntamiento de Madrid. Altos cargos de la formación consultados por Europa Press coinciden en que la detención de Ignacio González en el marco del caso Canal deja a la expresidenta en una situación “complicada” y, por ello, creen que su renuncia voluntaria sería la mejor salida, ya que su situación actual es “poco sostenible” y perjudicial para el PP.
El pasado jueves, Esperanza Aguirre se reafirmó en que desconocía las acciones de su mano derecha y, entre lágrimas, expresó que le resultaría “muy lamentable” que González fuera culpable del delito de desvío de fondos por el que la Guardia Civil le ha detenido en la operación Lezo. “Si es culpable, para mí que he puesto mi confianza en él durante años es un palo verdaderamente relevante. Y si no lo es, yo también estoy conmocionada por el calvario que está pasando y el que le queda por pasar, porque la Justicia en España es muy lenta”, argumentó. La expresidenta de Madrid se ha librado de ser imputada en casos de corrupción de su partido como la Gürtel o la Púnica, por los que han sido juzgados cargos nombrados por ella. Ahora está por ver si Aguirre saldrá indemne de una investigación que la toca muy de cerca tras la detención de su persona de confianza.
Y es que Ignacio González ha sido quien ha acompañado a la dirigente del PP a lo largo de gran parte de su trayectoria en las instituciones nacionales y regionales, desde que fue nombrada ministra de Cultura por Aznar en 1996. Por aquel entonces, González desempeñó el cargo de subsecretario. Más tarde, volvió a acompañar a Aguirre en el Gobierno autonómico de Madrid, donde además ejerció la presidencia del Canal de Isabel II, desde donde presuntamente desvió fondos públicos.
Ignacio González no es el único, sino uno de los numerosos colaboradores de la expresidenta madrileña que se han visto envueltos en diversas tramas de corrupción en los últimos años. Otro de los más sonados es Francisco Granados, que desde octubre de 2014 se encuentra en prisión acusado de ser el cabecilla de la trama Púnica. Granados, que fue secretario general del PP de Madrid y consejero autonómico de Presidencia, era uno de los hombres fuertes de Aguirre. Acumuló junto a su testaferro, David Marjaliza, 11 millones de euros en varias cuentas en Suiza y Singapur.
Otra de las tramas en la que se han visto implicados altos cargos de la lideresa ha sido la Gürtel, caso en el que está imputado el exconsejero de Deportes, Alberto López Viejo, que organizó actos con las empresas de la trama cuando Esperanza Aguirre estaba en la presidencia.
Sin embargo, esta misma semana Aguirre, en su declaración en la Audiencia Nacional como testigo de Gürtel, negó que López Viejo fuera una persona de su confianza y le acusó de mentirle en numerosas ocasiones: “Me ocultó información constantemente y, además, me mintió”.
UNA LENTA DECADENCIA De esta manera, todo indica que llega a su fin la carrera política de Esperanza Aguirre, que en los últimos años ha ido en lenta pero inexorable decadencia. Tras casi una década al frente de la Comunidad de Madrid, en septiembre de 2012 abandonó la presidencia por motivos personales tras sufrir un cáncer, pero mantuvo el liderazgo del PP regional y volvió en 2015 para encabezar la lista al Ayuntamiento de la capital. Fue un regreso fallido, ya que obtuvo un resultado pésimo y los populares perdieron la alcaldía después de tres lustros. Esta semana, la alcaldesa Manuela Carmena y todos los grupos municipales del Consistorio, salvo el suyo propio, le han pedido que se marche. “Esperanza Aguirre no está en una condición adecuada para formar parte del Consistorio porque vicia la relación”, expresó Carmena.