BILBAO - Todas las armas entregadas por ETA están ya en manos de la Policía francesa. La operación transcurrió con normalidad absoluta -tal y como habían previsto los verificadores internacionales y los artesanos de la paz-, desde que a primera hora de la mañana las autoridades conocieron las localizaciones de los ocho zulos, hasta la recogida completa del arsenal. Finalmente, la sociedad civil estuvo presente en todo el proceso, con un total de 172 personas que ejercieron de observadores sobre el terreno mientras las fuerzas de seguridad recolectaban el material entregado por la banda.

Poco después de las 08.00 horas, el integrante del grupo de Luhuso, Txetx Etcheverry, entregó en el Consistorio de Baiona una carpeta con la documentación relativa a la localización de los arsenales a Ram Mannikalingam, cabeza visible de la Comisión Internacional de Verificación que ha mediado en todo el proceso. Como testigos estuvieron presentes el regidor de la capital labortana, Jean-René Etchegaray, y los religiosos Harold Good y Matteo Zuppi. Horas antes, habían transmitido la información a las autoridades galas, que movilizaron a los efectivos policiales para acudir a los ocho zulos.

Sobre el terreno no hubo sorpresas. Grupos de civiles acudieron a los arsenales para, según los mediadores, “acreditar y comprobar” que eran en efecto las autoridades francesas las que se apropiaban del material de la banda. Así, 172 observadores de la sociedad de Iparralde estuvieron presentes mientras los agentes de la policía gala recogían las pistolas, los explosivos y detonadores entregados por ETA. A pesar de que el Gobierno vasco había advertido a los llamados artesanos de la paz de que la presencia de estos grupos en los zulos podía conllevar riesgos para su seguridad personal y jurídica, no se produjeron incidentes ni momentos de tensión y, como muestran las imágenes, civiles y policías ejercieron su labor en calma, sin detenciones o identificaciones.

Los civiles que estuvieron presentes durante la recogida de las armas fueron en su mayoría personalidades de la política y la cultura del País Vasco Francés. Entre ellos estaban el eurodiputado ecologista José Bové, la escritora Marie Cosnay y los diputados socialistas en la Asamblea Nacional, Sylviane Alaux y Charles Hoqui. También acudieron Merxe Colina, de Aber-tzaleen Batasuna, Jeronimo Prieto (LAB), o los exalcaldes de Donibane Lohizune y Hendaia, Paul Badiola y Battitt Sallaberry.

Para culminar la recogida del arsenal, Francia movilizó ayer a un total de 180 policías y gendarmes de cuerpos antidisturbios, así como a una decena de equipos de artificieros y numerosos efectivos de la policía judicial y de los servicios de seguridad del Ministerio del Interior. De esta manera, su labor consistió en localizar las armas y explosivos y, posteriormente, garantizar su traslado y su seguridad. Durante el transcurso del procedimiento, el propio ministro francés del Interior, Matthias Fekl, intervino para confirmar que se trataba de una “entrega unilateral” por parte de ETA, que calificó de “un gran paso”.

las localizaciones Respecto a los zulos, siete de los ocho en los que ayer se desarrolló toda la operación del desarme se encuentran en el departamento francés de Pirineos Atlánticos, y tres de ellos en Iparralde. Uno en Senpere, distrito de Baiona, y dos en Zuberoa, en Barkoxe y Etxarri, concretamente. Los otros cuatro están localizados en las poblaciones de Maslacq y Lahonton (al norte de la región), y en Viellenave de Navarenx y Araujuzo, colindantes con Zuberoa. Según la información facilitada por el grupo de Luhuso, el octavo zulo se encuentra situado entre Adaux y Castetbon, en el departamento de Occitania.

De los al menos 120 arsenales encontrados por las fuerzas antiterroristas en la historia de ETA, 67 fueron localizados en Francia y 30 de ellos en los Pirineos Atlánticos, departamento al que pertenecen los tres herrialdes de Iparralde. De cualquier manera, los ocho zulos revelados ayer no son los únicos que empleaba la organización armada, sino a los que han trasladado las armas en los últimos tiempos de cara al desarme. El número total de depósitos empleados por ETA es indeterminado e incluso la actual dirección de la organización desconocería la localización de parte de ellos, especialmente de los más antiguos.