GAsteiz - EH Bildu y Elkarrekin Podemos no lograron ayer que su petición de devolver el proyecto presupuestario del Gobierno Vasco prosperara. El texto superó por tanto el debate de enmiendas a la totalidad y sigue adelante en su camino hacia la aprobación definitiva, que facilitará el PP previo trámite de enmiendas parciales (3 y 4 de abril), en el que los populares introducirán correcciones a las Cuentas del lehendakari Urkullu por valor de 29 millones de euros.
La abstención del PP no se ha conseguido pactar tanto por esas enmiendas como por el compromiso que han arrancado al Gobierno Vasco de no negociar con EH Bildu y Elkarrekin Podemos una reforma fiscal. Prueba de ello es que la discusión de ayer en el Legislativo giró, al margen del cruce de reproches y el reparto de culpas que era de esperar, en torno a los impuestos y a los modelos socioeconómicos que persiguen los políticos cuando diseñan los tributos.
Antón Damborenea, del PP, constataba que las posiciones al respecto del PNV, PSE y de su partido son “opuestas” a las de EH Bildu y Elkarrekin Podemos, mientras que la socialista Susana Corcuera defendía la aportación social al Presupuesto que ha realizado su partido. Desde el PNV, Joseba Egibar defendía que en Euskadi los impuestos son progresivos, en contra de lo que sostenían los enmendantes que, por boca del parlamentario abertzale Iker Casanova, censuraban un sistema tributario pensando para que “los ricos no paguen más impuestos”. En Elkarrekin Podemos, Lander Martínez criticaba, por su parte, la “maraña de deducciones, bonificaciones, desgravaciones o exenciones mediante las cuales se prevé que las haciendas forales dejen de recaudar más de 6.000 millones de euros en 2017 de quienes más tienen”.
De momento no va haber reforma fiscal, aunque el consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, sí señalaba que en 2017 se revisará la remodelación tributaria pactada con PSE y PP en 2014, por lo que será “un ejercicio clave”. Azpiazu defendió además el pacto presupuestario con el PP porque “era posible compartir un diagnóstico común y un compromiso para instaurar políticas que no desvirtúan el proyecto del Gobierno Vasco”, y subrayó “la disposición de todos los grupos” pese a que con Bildu y Podemos constató que “no era posible una convergencia real”.
Los enmendantes no opinaban igual. Iker Casanova denunció “un pacto secreto con el PP de Madrid, un compromiso para que este partido les firmara un cheque en blanco a cambio de no sabemos muy bien qué”. Para Casanova, el Presupuesto que se aprobará el 11 de abril es “malo en cantidad y calidad” porque se ha pactado “con la fuerza que más rechazo genera en nuestra tierra”. Por su parte, Lander Martínez subrayaba la “paradoja” de que “el PP sea la bisagra en una Cámara donde las fuerzas progresistas suman 38 escaños”, aunque expresó también su impresión de que el pacto “sólo va a durar un año”.