Según la legislación penitenciaria, los menores no pueden vivir en la prisión con sus madres una vez han cumplido 3 años, por lo que Izar debería abandonar hoy el penal de Picassent (Valencia) donde convivía con su progenitora.

Majarenas fue condenada a 13 años de prisión por la Audiencia Nacional en 2007 acusada de integrar un comando de ETA que había planeado atentar contra militares y guardias civiles de Valencia, Murcia y de localidades de la Costa Brava.

En la misiva que publican hoy los diarios Gara y Berria, Majarenas asegura que "lo más duro" de las cinco semanas que Izar ha estado hospitalizada para recuperarse de las heridas ha sido "estar separadas durante tres semanas" en las que "únicamente" se han visto "una hora cada tres días", afirma.

Esto ha supuesto una "verdadera tortura" para la pequeña, asegura su madre que considera que ha añadido a su "grave cuadro, tanto físico como psicológico" una "acentuada ansiedad" por la separación.

El "sentido común" dicta en este caso que Izar "necesita a su madre más que nunca", afirma Majarenas, que recuerda que hoy la niña "sale a la calle" y "no puede volver a sentir que se separa" de su madre.

"Yo la necesito a ella y ella me necesita a mí. Si no, no habrá reparación posible. O por lo menos costará mucho mas", asegura.

La reclusa reconoce que vive el "momento más difícil de su vida", que "nunca" imaginó que "pudiera ser víctima de la violencia machista" e incide en que lo ocurrido "no es un simple accidente" ya que a Izar "le intentó asesinar su propio padre con la única intención de dañar" a su madre y "a toda su familia", afirma.