madrid - Los cadáveres de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera seguirán enterrados en el Valle de los Caídos y ocupando un lugar de honor en la basílica, para disgusto de las asociaciones de memoria histórica que denuncian el agravio que supone para los miles de republicanos enterrados sin identificación en ese mismo espacio. Aunque no se pronunció sobre el fondo del asunto, en la práctica el Tribunal Supremo arrojó tierra ayer sobre la demanda de que la basílica se convierta en un espacio de reconciliación. El tribunal desestimó el recurso del exmagistrado Baltasar Garzón y los abogados Manuel Ollé y Eduardo Ranz en el que denunciaban que el Gobierno español había vulnerado sus derechos al optar por el silencio administrativo cuando le pidieron que el Valle se convirtiera en un espacio de memoria y se trasladasen a otro lugar los cuerpos de Franco y Primo de Rivera. La decisión judicial supone que el Gobierno español no tenga que volver a pronunciarse. En definitiva, implica no remover el debate, aunque los denunciantes avisaron ayer de que acudirán al Tribunal Constitucional y a Europa si es preciso. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, zanjó ayer el asunto asegurando que le gusta que “los muertos descansen en paz”.

Los tres abogados reclamaron ante el Consejo de Ministros el 19 de noviembre de 2015 que los restos de Franco y Primo de Rivera se depositaran en el lugar que designen las respectivas familias, y recordaron que su presencia en el Valle podría ser incluso irregular, porque los cánones eclesiásticos dicen expresamente que no deben enterrarse cadáveres en las iglesias a no ser que se trate del Papa, arzobispos o meritorios. Los letrados acudieron al tribunal porque transcurrieron tres meses sin que el Gobierno de Rajoy fijara posición, aunque posteriormente se produjo una respuesta que no fue favorable a sus intereses. La Sección Cuarta de lo Contencioso-Administrativo no cree que se haya vulnerado ningún derecho con esta secuencia de acontecimientos. “La sala se alinea, una vez más, en contra de las víctimas y de su derecho a la verdad, la justicia y la reparación en favor de los perpetradores”, lamentaron los denunciantes en un comunicado tras conocer la decisión judicial.

La reconversión del Valle de los Caídos es el eterno debate sin resolver en el campo de la memoria histórica. Franco ordenó construirlo en 1940 recurriendo a la mano de obra forzada de los presos políticos, y su propio cadáver y el de Primo de Rivera presiden el templo. Otras 34.000 personas yacen amontonadas, muchas de ellas sin identificación, sin lápida y sin nombre, y que además lucharon en el bando republicano, para mayor escarnio de las víctimas. Se da así la circunstancia de que esos milicianos están enterrados con sus propios verdugos. Ningún gobierno ha terminado de hincar el diente al asunto, ya sea por razones políticas o por las dificultades técnicas que existen para exhumar los cadáveres de los combatientes republicanos, muy dañados por la erosión y las filtraciones de agua, además de que muchos de los restos están mezclados y ese detalle complica la identificación de los cuerpos. El mayor hito hasta la fecha lo marcó la sentencia de mayo de 2016, en virtud de la cual se abrió la puerta a la exhumación de dos cuerpos. Una posterior reforma de Rajoy en otro ámbito más técnico sobre la perpetua memoria puede haber cerrado la espita.

“No existe mayor manifestación de exaltación de la Guerra Civil y la dictadura ni mayor acto de naturaleza política exaltador que el hecho de reposar los restos de las víctimas, en la mayor fosa de España, alrededor de la sepultura del dictador, y la del fundador de la Falange, todas ellas sin identificar ni honrar su memoria”, denunciaron los abogados en su recurso. La demanda planteaba que el Valle se convirtiera en un lugar de “identificación, dignificación y homenaje de quienes se encuentran allí inhumados”. Para ello, consideraban necesario publicar oficialmente el nombre de todas las víctimas, entre otras medidas.

el pp: paz para los muertos Desde el PP, Rafael Hernando, por su parte, aseguró ayer que le gusta que “los muertos descansen en paz”. “Esto de estar todo el día con los muertos de arriba para abajo supongo que será entretenimiento para algunos, pero a mí me gusta más pensar en los vivos que en los muertos”, dijo, para apostar por solucionar “los problemas de los vivos, especialmente el desempleo”.