madrid - Mariano Rajoy ha terminado de deshojar la margarita y se arriesgará a presentar un proyecto de Presupuestos aunque a día de hoy su aprobación no esté garantizada. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, está ultimando la redacción del proyecto de Cuentas estatales para este año y comienza a imprimir velocidad a las negociaciones. Al margen de los acuerdos que el PP ya tiene más o menos atados desde la investidura de Rajoy con los partidos que le apoyaron (Ciudadanos y Coalición Canaria), Montoro está explorando más opciones para alcanzar los apoyos necesarios y ha levantado el teléfono para llamar al PNV. Lo hizo el viernes de la semana pasada, cuando mantuvo una breve conversación sin concreciones con el portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban. El contacto tuvo un carácter muy preliminar y se emplazaron a una próxima reunión, aún sin fecha. La llamada convierte en oficial el cortejo que Rajoy llevaba semanas escenificando con buenas palabras y emplazamientos en público al PNV y a los socialistas, sus opciones preferidas para pactar el proyecto. El presidente español es consciente de las dificultades que tendrá para buscar respaldos más allá de esas bancadas por su tensión con las filas catalanas por el proceso soberanista. Pensar en la suma con Unidos Podemos no parece realista.
Está por ver hasta qué punto está dispuesto a abrir la mano el PP. Los portavoces del Gobierno español llevan varias jornadas alertando sobre las limitaciones presupuestarias. El propio Montoro ha avisado de que este año será el más espartano, con un ajuste de 16.000 millones de euros. En ese contexto, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, adelantó ayer que los grupos deberán tener en cuenta las limitaciones en el gasto a la hora de plantear sus demandas. Según dijo, el margen de maniobra será estrecho.
Los jeltzales están por ahora muy lejos de los Presupuestos porque no aprecian avances claros en sus tres condiciones previas para sentarse a negociar: la retirada de los recursos judiciales contra leyes vascas, el impulso al tren de alta velocidad, y la negociación del Cupo (el dinero que paga Euskadi al Estado por los servicios que presta en suelo vasco). Ha habido un acuerdo sobre la Ley Municipal y guiños sobre el tren de alta velocidad, pero en las últimas horas los jeltzales han detectado nuevos agravios. Ayer mismo trascendió la interposición de un recurso contra las ayudas concedidas por la Diputación de Araba a Etxerat y Sare. También se ha recrudecido el choque en una cuestión irrenunciable y de gran calado político para el PNV. Madrid no da señales de querer retirar los recursos contra las ofertas públicas de empleo de la Ertzaintza, y en paralelo insinúa que la presencia de las fuerzas de seguridad estatales en suelo vasco debería ser mayor. De momento, Rajoy no ha abierto una vía para implicarse directamente en estas cuestiones y darles un impulso político. En Lehendakaritza seguían ayer sin recibir la llamada del presidente español para fijar un encuentro.
Rajoy da por hecho el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria, con los que alcanzaría 170 escaños. Sumando los cinco escaños jeltzales, se quedaría a un voto de la mayoría absoluta y, por tanto, no lograría garantizarse la aprobación de las Cuentas. Sin embargo, con esos votos sí salvaría el trámite de las enmiendas a la totalidad porque, si se produjera un empate tres veces seguidas entre los votos a favor y los votos en contra, las enmiendas decaerían y el proyecto tendría el camino expedito para su debate y tramitación. La lectura que realiza ahora mismo el PP es que, salvando ese trámite, tendría la mitad del trabajo hecho, porque cree que más adelante, en la negociación de las medidas concretas y las enmiendas parciales, podrá contar también con unos socialistas con quienes ha pactado ya el aumento del salario mínimo o medidas para atajar la pobreza energética, por mucho que su situación interna sea compleja y algunos sectores abjuren del acuerdo con el PP. Rajoy aspira a que una eventual participación de los jeltzales en el acuerdo invitara a los socialistas a negociar.
SIN NOVEDADES Esteban, por su parte, anunció ayer que Montoro le llamó a finales de la semana pasada para iniciar conversaciones. “El ministro y yo nos vamos a juntar un día de estos y a hablar un poquito de cuál es su planteamiento”, dijo. Sin embargo, hasta ahí pudo leer, porque el ministro, según explicó, no le ha concretado nada aún.