madrid - Después de meses de lío interno y una tensión entre sus dirigentes que ha llegado a la cúspide en las últimas semanas, Podemos por fin se enfrenta al punto de inflexión que marcará su devenir en los próximos años. Hoy en Vistalegre se conocerá la lista ganadora que conformará el nuevo consejo ciudadano estatal de la formación. Pase lo que pase, el partido que salga de esta asamblea será muy diferente del que se conformó en octubre de 2014 tras el primer cónclave que sentó las bases de la organización. Ayer, en el transcurso del debate de los documentos de cada corriente, Iglesias y Errejón se vieron obligados a rebajar el tono crítico ante la presión de la militancia presente, que lanzó consignas a favor de la unidad en reiteradas ocasiones. A la espera de conocer de qué lado se inclinará la balanza, los dos dirigentes optaron por no ahondar en la herida y mantener la calma, y se concentraron en defender sus respectivos programas.

Sin embargo, sí quedó latente la frialdad existente entre el líder y el secretario político, a pesar de que intentaron escenificar fraternidad con un abrazo bajo la atenta mirada de Juan Carlos Monedero. Iglesias y Errejón entraron en el recinto cada uno por su lado y no se movieron ni un ápice de sus posiciones habituales. La tónica en los discursos fue la habitual: el secretario general insistió en defender un partido con la mirada puesta en la calle, mientras que su hasta ahora número dos abogó por dar prioridad a la labor en las instituciones.

Iglesias habló primero y en dos ocasiones, una para dar la bienvenida a los asistentes y otra para defender su plancha. Llamó a superar las discusiones en el seno de la formación morada, ya que a su juicio “el ensimismamiento y la división trabajan para el enemigo”. El secretario general optó en cambio por no hacer balance de su mandato, pero sí dedicó unas palabras a la autocrítica: “Hemos cometido muchos errores pero esta asamblea tiene que ser un ejemplo de unidad, fraternidad e inteligencia”, aseguró.

El líder no escatimó halagos hacia el equipo que conforma su lista, pero anunció su disposición de contar con los sectores críticos en caso de que sea su plancha la que se imponga en la votación. En concreto, se dirigió a Errejón y a Miguel Urbán, cabeza visible de la corriente anticapitalista, para decirles que también forman parte de su proyecto. “Hablar de mi proyecto para la Secretaría General también es hablar de Íñigo Errejón y de Miguel Urbán. Cuento con vosotros, compañeros”, les trasladó. En cualquier caso, Iglesias dejó un recado para su número dos recordándole que su apuesta política por la transversalidad puede convertir a Podemos en un partido al uso. “La transversalidad tiene que ver con parecerse a España, a la gente que trabaja para sacar adelante el país”, defendió.

Minutos más tarde tomó la palabra Íñigo Errejón, que se juega hoy gran parte de su futuro político en Podemos. El número dos no profundizó en la unidad interna, sino que se centró en reivindicar su estrategia para atraer a un mayor número de votantes por encima de debates ideológicos. Así, achacó a Iglesias el “viraje” hacia la izquierda que a su entender conlleva el riesgo de convertirse en una formación “simpática” de protesta. “No hemos venido a cantar las cuarenta a los poderosos, sino a enseñarles el camino de salida”, advirtió.

Ante ello, el secretario político apuesta por una estrategia que logre “ensanchar” y “multiplicar” el partido morado para alcanzar el poder en las instituciones. “Es fundamental un horizonte que dé confianza e inspire coraje en los corazones de todo nuestro pueblo, venga de donde venga, haya votado lo que haya votado, haya sido traicionado por unos o por otros. A la criminalización de los de arriba no se le opone la unidad de los que comparten mismas etiquetas sino se le opone la unidad de la gente trabajadora”, argumentó.

URBÁN, ACLAMADO A pesar de tratarse de una corriente minoritaria, los anticapitalistas fueron los más aplaudidos en la jornada de ayer en Vistalegre. Miguel Urbán y Teresa Rodríguez esgrimieron un discurso claro a favor de la unidad que, a tenor de la respuesta recibida, parece que es el que más cuaja entre una militancia cansada de los desencuentros internos y los rifirrafes del último medio año. Urbán incluso puso en pie a los asistentes durante su intervención, en la que defendió que “no hay enemigos” en el seno de Podemos, sino compañeros. “En estas semanas hemos hecho mucho ruido y demasiado espectáculo, lo que ha podido tapar el debate político y de ideas. No nos merecemos defraudar a nuestra gente”, lamentó. La líder de Podemos en Andalucía insistió en la misma idea. “Ninguna consigna puede llevar a nuestros inscritos a pensar que puede prescindir de uno de nosotros”, reivindicó.

Por último, la dimitida dirigente del partido morado, Carolina Bescansa, compareció ante los medios y expresó su deseo de “salir del espectáculo” y volver a la normalidad. Bescansa, que anunció hace días que no se integraba en ninguna candidatura, pidió que la formación abandone el debate público y mediatizado, para “retirarse a las mesas de trabajo”. En esa línea, cree que Podemos tiene que acordar “unas reglas mínimas de juego” para “no decepcionar” ni frustrar el cambio político.