vitoria - A las diez en punto de esta mañana la Caja Mágica de Madrid abrirá sus puertas para acoger el XVIII Congreso del PP, el cónclave llamado a renovar a un partido que sobrevive en las urnas, y en las encuestas más frescas, pese a la imputación y juicio contra algunas de sus figuras más laureadas, pese al nacimiento de dos formaciones políticas nuevas que han acaparado ocho millones de votos en el Estado y a pesar de una crisis económica de la que no se termina de salir. Iñaki Oyarzábal, presidente del PP alavés y senador, ha participado en la preparación del congreso como miembro de la comisión organizadora que dirige Luisa Fernanda Rudi, líder del PP de Aragón. Desde dentro, y a escasas horas de que se empiece a debatir sobre el futuro del partido, explica cómo, pese a la calma que transmite la formación actualmente, se han desarrollado debates muy intensos en su seno en lo que él define como el “precongreso”. “Ha habido más de 4.000 enmiendas, por las 1.500 del congreso anterior, y mucho debate sobre la definición del partido, un partido de espectro amplio, que representa a las clases medias y al centro derecha”, explica Oyarzábal, que destaca el papel de la acción social en ese debate, tanto desde el punto de vista del “reto demográfico” en sí mismo como de sus consecuencias en materia de dependencia o igualdad. También, señala, por otro lado, cómo “el acento vasco” se ha dejado sentir con la incorporación de la singularidad foral o el aval al Concierto Económico.

Se ha hablado mucho de la propuesta de introducir las primarias planteada por la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, una enmienda posteriormente retirada. “Realmente vamos a un sistema de primarias, todos los afiliados van a poder elegir de manera directa al presidente mediante un sistema de doble vuelta”, señala Oyarzábal.

liderazgo indiscutido Ha habido debate, pero no ha habido polémicas. ¿Por qué? “En esta fase previa se suelen anticipar las discrepancias, pero en el caso del PP no ha habido cuestionamiento de liderazgos ni se discute sobre nombres”, y por ello la candidatura de Mariano Rajoy saldrá reelegida. Así pues, el presidente asiste desde hoy y hasta el domingo, con placidez, a un congreso con un única incógnita, que el propio Rajoy despejará mañana en torno a las 16.00 horas. Entonces se conocerá qué ejecutiva quiere tener Rajoy a su lado, y por tanto quien será el secretario general. Se habla de que María Dolores de Cospedal repite, se da por hecho, lo que Oyarzábal atribuye a que “no hay luchas por el poder, nadie se postula, no hay confrontación como en otros partidos... El PP está unido y se quiere que el presidente sea quien decida”.

El nombramiento de Cospedal como ministra de Defensa del nuevo Gobierno de Rajoy podía haberse considerado como un caramelo envenenado dada la, en principio, incompatibilidad del cargo con la jefatura del partido. Sin embargo, la cercanía de Cospedal con el presidente del partido y del Gobierno, y su gestión del informe del Consejo de Estado sobre el accidente del Yak-42 , le han despejado el camino para repetir en el cargo en Génova, pues el único nombre que tímidamente suena como contrapeso en el congreso de este fin de semana es el de Alfonso Alonso, avalado por la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. En el PP las guerras internas se libran lejos de los focos, y por ello la pugna soterrada entre Cospedal y Sáenz de Santamaría no emerge más que como un runrún con sordina fuera d elos límites de la sede de la calle Génova.

Ahí entra Alonso, que no se postula pero sí se deja querer, tal y como señaló la pasada semana, cuando afirmó que le hubiera disgustado no estar en las quinielas. Está en las quinielas y también en las tripas del congreso. El presidente del Partido Popular vasco es ponente en el debate territorial y sobre economía, en un foro en el que la presencia vasca será nutrida, con más de un centenar de representantes entre los compromisarios con derecho a voto (65) y los alrededor de cuarenta cargos invitados al cónclave.