MADRID - El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aspira a agotar su mandato y, por tanto, que la legislatura dure cuatro años, mediante el diálogo y la búsqueda de acuerdos con todos los partidos, aunque teniendo claro que Ciudadanos es su “socio preferente” y que debe pactar con el PSOE grandes asuntos de Estado. Rajoy hizo balance del año, diez de los doce meses con el Gobierno en funciones, y expuso sus perspectivas para el próximo en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa tras la última reunión del Consejo de Ministros de 2016 y en la que estuvo arropado por todos los integrantes de su Gabinete excepto el titular de Economía, Luis de Guindos.
Las palabras diálogo, pacto y acuerdo se sucedieron, como viene siendo habitual en las intervenciones de todos los miembros del Gobierno, durante la intervención del jefe del Ejecutivo para dejar patente que esa es la única forma de que la legislatura tenga recorrido, pero subrayando en todo momento que él no trabaja con otra idea que la de cumplir su mandato. “Mi voluntad es que la legislatura dure cuatro años, y si hacemos las cosas bien será fructífera. No quiero adelantar las elecciones”, aseguró antes de garantizar que buscará el entendimiento y pedir que, en una negociación, se ha de tener presente que todos deben ceder.
retos Los dos últimos meses le hacen ser optimista porque, frente a los augurios iniciales, los partidos han sido capaces de llegar a una serie de acuerdos de entre los que destacó los objetivos de estabilidad presupuestaria y deuda pública, así como el techo de gasto y diversas medidas urgentes en materia tributaria. Se han conseguido, a su juicio, gracias a un ejercicio de responsabilidad que confía que siga presidiendo la actuación de las diversas fuerzas políticas ante retos futuros como los presupuestos del próximo año.
Considera que no tiene por qué haber “discrepancias insalvables” en ellos y no quiso pronosticar qué puede ocurrir si no los logra sacar adelante. “Si no se aprueban, tendremos que dar respuesta cuando eso ocurra. Mientras tanto, el escenario que contemplamos y para eso vamos a trabajar, es que vamos a tener presupuestos en 2017”, subrayó. De la misma forma confía convencer a los partidos que desean derogar algunas de sus medidas de los últimos años, como la reforma laboral, de que no es bueno para los intereses generales liquidar decisiones que han dado frutos. El presidente que está dispuesto a agotar la legislatura y que puede ser fructífera si todos los partidos están dispuestos a ceder para llegar a acuerdos y evitar así que el Congreso sea “un páramo estéril de filibusterismo parlamentario”.
En sus negociaciones para las medidas que deben aprobarse de ahora en adelante cita a Ciudadanos como “socio preferente” porque es quien rubricó el acuerdo de investidura, pero tiende su mano a todos los partidos y, en especial, al PSOE porque considera que tiene que estar presente en los pactos relativos a los grandes asuntos de Estado. A su juicio, es posible pasar del “bloqueo histórico” vivido en los diez primeros meses de este año, a una “colaboración histórica”.
El presidente del Gobierno no entró en cuestiones internas del PSOE y consideró que no tiene sentido que él haga elucubraciones sobre si sería más fácil llegar acuerdos con un PSOE liderado por Susana Díaz que con otro que tuviera como secretario general a Pedro Sánchez. También evitó responder si María Dolores de Cospedal seguirá siendo la secretaria general del PP o si cree que el expresidente José María Aznar puede fundar otro partido. “Lo primero ya lo verá y lo segundo también”, se limitó a contestar.
Rajoy extendió sus deseos de acuerdo tanto a las comunidades como a los agentes sociales y cree que también se han dado pasos positivos en ese diálogo en los dos últimos meses. En el apartado territorial destacó la trascendencia de la Conferencia de Presidentes que se celebrará el próximo 17 de enero y a la que dijo que le gustaría que acudieran tanto el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, como el lehendakari, Iñigo Urkullu.
“El Gobierno no va escatimar ni esfuerzos ni acuerdos que puedan dar satisfacción a las demandas territoriales, pero tampoco vamos a dejar de defender los valores en los que se basa nuestra convivencia, como la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de todos los españoles y el respeto a la ley”, resaltó en clara referencia al proceso independentista en Catalunya. Son asuntos sobre los que él advirtió de que no va a hablar, de la misma forma que ha garantizado que su Gobierno no va a autorizar ningún referéndum que ponga en cuestión esos valores.
Su aparente oferta de diálogo a Catalunya la mantuvo pese al acuerdo conocido ayer entre Junts pel Sí y la CUP, aunque con una llamada a que no se sigan dando más pasos en lo que considera “la mala dirección”.
De la misma forma, ante las voces que defienden una reforma de la Constitución, se mostró convencido de que esa no sería la solución para el problema de Catalunya. “Decir que no se van a cumplir las leyes no tiene ningún sentido, yo ofrezco algo más razonable: hablar. Pido que no se den más pasos en la dirección contraria al sentido común”, dijo. Para Rajoy, “dar cada vez más pasos en la mala dirección” no es lo más inteligente” sino “lo peor para la convivencia y los intereses generales de todos los españoles”.
El presidente, defendió, no obstate, que su oferta de diálogo no supone ninguna rectificación de su política anterior hacia Catalunya. “Enmienda no hay ninguna”, ha dicho, antes de destacar que en los últimos cuatro años se ha hablado de “muchas cosas capitales para la vida de la gente”, como el Fondo de Liquidación Autonómica y el mecanismo de pago a proveedores, que han supuesto más 50.000 millones. - DNA/Efe/E.P.
De lo que no quiso hablar: Aznar y Cospedal. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, evitó responder si María Dolores de Cospedal seguirá siendo la secretaria general del PP o si cree que el expresidente José María Aznar puede fundar otro partido. “Lo primero ya lo verá y lo segundo también”, se limitó a contestar.
Feijóo se descarta como número dos de Rajoy. El presidente de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijóo, se descartó como posible número dos de Mariano Rajoy al frente de la Secretaría General del PP tras el Congreso Nacional que se celebrará en Madrid en febrero, ya que considera que, en su caso, las “tareas” que realiza en Galicia “no son compatibles” con este cargo en Madrid.