madrid - Carlos Urquijo se ha quedado a una semana de celebrar su quinto aniversario como delegado del Gobierno español en la CAV. El Consejo de Ministros acordó ayer su destitución fulminante y nombró para el cargo al hasta ahora presidente del PP en Araba, Javier de Andrés. Una decisión que se enmarca en el actual contexto político, en el que el partido de Mariano Rajoy, en minoría en el Congreso, busca un acercamiento al PNV con la vista puesta en la aprobación de los Presupuestos generales del Estado de 2017. De cara al incipiente deshielo entre ambos ejecutivos -ralentizado por la vigencia de los recursos presentados por el Estado contra diversas normas vascas-, la permanencia de Urquijo como correa de transmisión entre Madrid y Gasteiz resultaba insostenible. El papel de azote de las instituciones vascas que ha asumido el dirigente popular en este lustro, con la presentación de un millar de recursos ante el TSJPV, fue subrayado ayer en la práctica totalidad de reacciones que llegaron desde los partidos de la CAV.
A ello se añade que Urquijo ha llegado muy desgastado a este tramo final del año. La razón: su imagen en el top manta, acompañando a su familia en la compra de un disco pirata. Una fotografía, tomada el 10 de diciembre en el Casco Viejo y ofrecida en exclusiva por DNA, que causó estupor al estar protagonizada por alguien que se ha erigido en adalid de la legalidad a toda costa. Eso sí, de una determinada legalidad, tal y como criticaron entonces formaciones como el PNV, EH Bildu y Podemos. Y es que los 780 recursos que ha impulsado solo entre 2012 y 2014 tenían tres objetivos muy concretos: defender la presencia de la bandera y la lengua españolas en las instituciones vascas; impedir la celebración de consultas populares, fueran del signo que fueran; y evitar todo acto político o reivindicativo relacionado con la situación de los presos de ETA.
La presencia de Urquijo en el top manta llegó el pasado 20 de diciembre hasta el Senado, donde el nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, tuvo que responder una pregunta del PNV al respecto. El sustituto de Jorge Fernández Díaz echó mano de ETA para justificar la forma de actuar del entonces delegado del Gobierno, congratulándose de que, tras el fin de la violencia, pueda moverse “con absoluta libertad por todas las zonas de Bilbao”. Zoido achacó además la compra del CD ilegal a “unas niñas que han cometido un desliz”, en referencia a las hijas de Urquijo. El senador del PNV Victoriano Gallastegi, estupefacto ante estas respuestas, pidió la desaparición de la propia figura del delegado del Gobierno español. Así lo reiteró ayer la formación jeltzale a preguntas de este medio como única reacción a la sustitución de Urquijo por De Andrés, y el Gobierno vasco hizo lo propio en un comunicado en el que consideró que este cargo es “un anacronismo que no tiene razón de ser en el actual Estado de las Autonomías, menos aún en una autonomía singular como Euskadi”.
“Una buena noticia” El resto de reacciones fueron en la misma línea, y así el parlamentario de EH Bildu Julen Arzuaga consideró una “buena noticia” que Urquijo deje de ser delegado del Gobierno, aunque subrayó que “es la propia institución la que debe desaparecer”. El portavoz parlamentario de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, dijo esperar que De Andrés actúe con “más tolerancia y talante democrático”, y el PSE deseó que su labor esté “más marcada por los acuerdos entre administraciones que por los desacuerdos”. El PP de la CAV, tras admitir que esta decisión “refuerza el papel político” de esta institución en Euskadi, destacó el papel que puede desempeñar “este relevante cargo en la actual legislatura, marcada más que nunca por la voluntad de diálogo y entendimiento entre las diferentes fuerzas políticas”.
Nacido en Laudio en 1964, Carlos Urquijo ya había asumido la delegación del Gobierno en la CAV entre enero y marzo de 2004, y volvió a ocupar esta representación tras ser nombrado por el Consejo de Ministros el 5 de enero de 2012. Su presencia, el 6 de diciembre en Gasteiz, en el acto por el 38º aniversario de la Constitución, fue interpretada por algunos medios como una prueba de su continuidad en el cargo, lo que finalmente no ha sido así. En ese foro ofreció su colaboración al lehendakari Urkullu bajo el prisma de la legislación vigente. Cuatro días después estaba en el top manta.