sevilla - Susana Díaz pisa el acelerador en una carrera que tiene como meta final la Secretaría General del PSOE. Aunque según adelantó el pasado lunes el presidente de la gestora, Javier Fernández, no será hasta después de Reyes cuando se reúna el Comité Federal para establecer el calendario del congreso y las primarias. El hecho de que Pedro Sánchez iniciara el pasado sábado en la localidad valenciana de Xirivella un camino con el pretende retornar a Ferraz, hace que la presidenta andaluza acorte también los plazos, con la vista puesta en un primer gran acto el próximo 16 de diciembre. Ese día, Susana Díaz protagonizará un mitin en Jaén bajo el pretexto de cumplirse diez años de la aprobación de la Ley de Dependencia. En este acto, que los partidarios de la baronesa andaluza pretenden que se convierta en un baño de masas, estará acompañada por el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre que en los dos últimos años se ha mostrado crítico con el liderazgo de Pedro Sánchez, y que no tiene ninguna duda en asegurar que el futuro del PSOE se llama Susana Díaz.

La pasada semana Díaz dejó claras sus intenciones al asegurar en una entrevista televisiva que no es incompatible presidir una comunidad autónoma con ser la secretaria general de un partido. Blanco y en botella: leche. Se estaba refiriendo a Andalucía, al PSOE y a su persona. Si ese fue un primer paso, desde ayer está embarcada en otro jalón más. Hasta mañana se encuentra en Bruselas, “un viaje de alto nivel político e institucional”, según sus propias palabras. Tres días en los que, entre otros actos, tiene previsto reunirse con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, y con tres miembros del Colegio de Comisarios de la Comisión Europea. La apretada agenda incluye una reunión con el presidente del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, y una intervención ante el pleno del grupo Socialistas y Demócratas. Asimismo, mantendrá una reunión con militantes y simpatizantes del PSOE afincados en la capital europea. Sin duda, se trata de un espaldarazo internacional en su intento de proyectarse como líder del socialismo estatal.

Sacar músculo Sin embargo, es el próximo día 16 de diciembre cuando Díaz pretende mostrar músculo. Tras el acto de Sánchez en Xirivella, los socialistas andaluces quieren demostrar que Susana Díaz también tiene predicamento entre las bases, lejos de esa imagen de ser la “madrastra de Cenicienta” que se labró especialmente en el Comité Federal que acabó con el cese de Sánchez. Para ello, responsables municipales del partido en Andalucía han recibido una circular en la que se les invita a movilizar a sus agrupaciones con el fin de lograr la “máxima participación posible” en el acto de Jaén donde estará acompañada por Zapatero. Hay que recordar que el pasado día 17 se celebró una conferencia en Sevilla que tuvo como principal protagonista a Felipe González y a la que asistió Susana Díaz. Se esperaba un espaldarazo definitivo del expresidente González a Díaz como alternativa para liderar el PSOE, pero no fue así. González se mostró muy cauto en sus declaraciones y se negó incluso a ofrecer su apoyo explícito a la presidenta andaluza. Tras aquel fiasco, ahora el círculo más próximo a Díaz espera que Zapatero, y a diferencia de González, sí haga una llamamiento a los militantes socialistas para que opten por la presidenta andaluza como la persona más idónea para dirigir el partido.

Zurcido territorial Además, en los últimos meses, y haciendo buena aquella frase que acuñó tras el espectáculo de Ferraz -“es momento de coser heridas”-, ha acercado posiciones con federaciones que se presumían próximas a Pedro Sánchez. Así, y tras ser reelegido primer secretario del PSC, Miquel Iceta se trasladó a Sevilla para entrevistarse con la lideresa andaluza.

Asimismo, tras el acuerdo alcanzado en Euskadi por el PNV y el PSE, Susana Díaz no dudó en dar su bendición al pacto y aprovechó para mostrar en público sus loas por el protagonismo de Idoia Mendia en la consecución del acuerdo. Es otro frente, el del PSE, que la presidenta andaluza quiere cerrar, o cuanto menos minimizar, antes de lanzarse definitivamente a la carrera por el liderazgo del PSOE.