vitoria - Nada más conocerse el acuerdo entre jeltzales y socialistas, Elkarrekin Podemos y EH Bildu ya han mostrado su disconformidad con el próximo Gobierno de coalición, que consideran continuista y de poco alcance. “Previsible por un lado e insuficiente por otro”. Así lo expresó ayer en rueda de prensa la secretaria general de Podemos, Nagua Alba, que cree que los socialistas, “una fuerza política de carácter nominalmente progresista”, se diluyen y aceptan sostener “las políticas continuistas del PNV”.
En la formación morada creen que este pacto es “previsible” porque ya se ha puesto en marcha en las diputaciones y ayuntamientos, e “insuficiente” por no contar con la mayoría absoluta en el Parlamento Vasco. “La suma de escaños se queda a uno de la mayoría y por lo tanto esto les va a imposibilitar abordar los problemas importantes para la ciudadanía vasca, como son los derechos sociales, el empleo y la creciente desigualdad”, argumentó Alba.
EH Bildu, por su parte, cree que es un pacto de poca altura de miras. En diversos mensajes publicados en la red social Twitter, la coalición abertzale argumentó que el acuerdo de Gobierno en coalición “no es bueno” para Euskadi y conllevará cuatro años “de mera gestión, de parálisis”.
De esta manera, la formación independentista lamenta que los jeltzales hayan apostado por gobernar junto al PSE, en lugar de explorar otros acuerdos de carácter soberanista. A juicio de EH Bildu, el nuevo Gobierno vasco impedirá que se produzcan “avances en el ámbito nacional, socioeconómico y paz-convivencia”. Argumenta que es un pacto “de parálisis, que no responde a los retos que tiene este país”.
La coalición abertzale reitera su apuesta por la ruptura con España y por el proceso hacia la consecución de un Estado propio. “Podríamos estar entre los países más avanzados de Europa. Para ello se necesita audacia y superar las dinámicas de pactos de los últimos años”, advirtió.
EH Bildu y PNV no lograron llevar a buen puerto las conversaciones que mantuvieron tras las elecciones. No hubo entendimiento y los desacuerdos entre las dos formaciones eran insalvables, sobre todo en las materias fiscales, económicas y sociales. Más concretamente, los de Iñigo Urkullu no estaban dispuestos a apoyar las exigencias de la coalición en cuanto a una subida de impuestos y un aumento del salario mínimo. Finalmente, las declaraciones de Arnaldo Otegi en las que afirmaba que la Ertzaintza “ha matado en este país” rompieron todos los puentes de la negociación.