Sabemos que el presidente recomienda a sus ministros mucho diálogo y mucho pacto, así como se lee, en cantidades industriales. Inexplicablemente muy pocos han dado crédito sin cláusula suelo a la voluntad? distinta? del actual Ejecutivo Rajoy. Los psicólogos del mandatario, que se pasan la vida analizando y desmenuzando sus gestos y la ausencia de los mismos, apenas se han creído la consigna del “entendimiento”. Luego hay mucho frescales que suma PP y PSOE y C’s y le sobran todas las demás siglas la mayor parte del tiempo, hasta que asoma lo de los Presupuestos y se abren “vías de comunicación” a norte y flecos varios.

Si los socialistas han inmolado al señor que sonreía desde sus carteles electorales de las dos últimas campañas, y a unos cuantos disidentes, más varias purgaciones por venir, no se aprecia razón por la que un gabinete tan súper a favor de todo como éste de ahora no vaya a poder reconsiderar al ex ministro reprobado, grabado y no recolocado. I don’t wanna be any problem, replica él, que se aviene a lo que le mande el grupo parlamentario. Ahí ha estado Jorge Fernández Díaz de nota, en un hemiciclo convaleciente de los mohínes díscolos a la obediencia debida. Mediados de noviembre y por fin llega la sesión solemne de apertura de las Cortes, dios, una no se da cuenta de lo que tiene hasta que ha de esperar casi once meses a ver el Congreso engalanado again, el batallón de honores en formación.

Otra cosa es hacerse cargo del trago por el que se ve obligado a pasar don Jorge, al que tan pronto el partido reclama de presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados como lo ve ideal en la dirección de la del Tribunal de Cuentas. Son envidiables esos santos varones a los que jamás nunca nadie señalaría como producto de la arbitraria elección que facilitan las leyes paritarias ni se les juzga como relleno ni nada.

Va a quedarse como víctima de un “acuerdo de comienzo de legislatura” que se incumple en cuanto hay ocasión. Ha hecho las veces de diana y ha caído ante la gran injusticia de la discriminación por razones de reparto de los puestos que llevan aparejados pluses con los que uno se autoayuda mejor a no olvidar su estatus anterior en cuanto a nómina. No encontrando hueco propicio en el Legislativo, la hoja de servicios del exministro ha acabado siendo cumplimentada de otra manera favorable: colado de rondón en una comisión del Parlamento. Secundaria, pero comisión.