bruselas - Los líderes de la UE emprendieron ayer su camino a 27 sin el Reino Unido en una cumbre en la que intentaron proyectar una imagen de unidad tras la sacudida del Brexit, y abogaron por acelerar y profundizar en las reformas ya previstas, pero descartaron adentrarse en un cambio de Tratado. “Numerosos ciudadanos están expresando su insatisfacción”, reconocieron los Veintisiete en una declaración conjunta en la que también admiten que la Unión Europea (UE) debe responder mejor a retos como la seguridad, el empleo y el crecimiento económico, “sobre todo en beneficio de los jóvenes”. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, aseguró que los líderes comunitarios están “absolutamente determinados a seguir unidos y trabajar juntos como Veintisiete”, mientras que el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, afirmó que “Europa necesita más reformas”, pero dentro de la agenda de trabajo que ya maneja. El jefe del Ejecutivo comunitario explicó que se trata de “acelerar” las reformas ya planteadas más que de “añadir reformas a las existentes”, por lo que “no habrá cambios de tratado”.
La canciller alemana, Angela Merkel, aclaró que los Veintisiete coinciden en que sería un “error” abrir ahora el debate sobre cambios en los tratados y negó que esta postura tenga que ver con el “miedo” a referendos similares al británico en otros países, sino con el hecho de que “existe una base jurídica suficiente” para acomodar las necesidades e inquietudes específicas de los distintos países miembros.
Pese a los intentos de transmitir un mensaje unánime en un día como ayer, hubo mandatarios europeos que aprovecharon para defender su visión sobre la integración europea con posiciones tan dispares como la de Luxemburgo y Bélgica, ambos países fundadores del proyecto comunitario.
Mientras el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, rechazó dividir la UE en el eje franco-alemán e italiano, los seis países fundadores o el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Chequia y Eslovaquia), su homólogo belga, Charles Michel, apostó por una Europa a “varias velocidades” porque insistir en tomar decisiones a 27 “crea un sentimiento y una percepción de inmovilismo en la población”.
La primera reflexión a 27 de ayer continuará, con mayor profundidad, en una segunda cita informal que se celebrará el 16 de septiembre en Bratislava. Hasta entonces y a la espera de que Londres notifique oficialmente su deseo de dejar la UE, los socios comunitarios quisieron dejar claro que desean que el Reino Unido sea un “socio cercano” en el futuro.
No obstante, matizaron que, para acceder al mercado único, el país deberá respetar las cuatro libertades fundamentales, incluida la libre circulación de trabajadores de otros Estados miembros. “No habrá mercado único a la carta”, subrayó Tusk.
El presidente de Francia, François Hollande, recordó que como miembro del mercado único existen “reglas y obligaciones” como la contribución al presupuesto comunitario, al tiempo que reconoció que el Brexit impedirá al Reino Unido realizar operaciones de compensación y liquidación de valores denominados en euros.
En el plano de la autocrítica la UE tampoco quiso profundizar, al menos públicamente. Tusk habló de “responsabilidad compartida”, y calificó de “injustas” las críticas a la CE y las peticiones de dimisión de Juncker, del que dijo que “es la última persona que podemos acusar de ser responsable por el resultado del referéndum en el Reino Unido”.