Las portadas de la prensa británica no defraudaron ayer ante la decisión histórica tomada en el referéndum, siendo la mayoría de ellas partidarias del Brexit. Así, el diario conservador The Telegraph fue el que tituló como “Terremoto Brexit”, diciendo que el 23 de junio de 2016 será recordado para siempre como el día en que los británicos votaron a favor de “retomar el control de su propio país. “Mientras que muchas personas están comprensiblemente preocupadas por su futuro, no menos importante, después de presenciar la volatilidad sobre los mercados y las bolsas, hay muchas razones para ser optimistas”, agregaron en el editorial.
En el caso del diario The Guardián escribió “Fuera. Y fuera” sobre una foto de la salida del primer ministro, David Cameron. “El país se ha embarcado en un viaje peligroso en el que se deben transformar nuestra política y nuestra economía”, decían en su editorial. “Esto va a exigir un tipo de debate acerca de nuestras alianzas que no hemos tenido desde la crisis de Suez, forzando una realidad post-imperial de Reino Unido”, agregó.
En el caso del tabloide Daily Mail, euroescéptico y uno de los más vendidos del país, la portada destacaba con un “Haz una referencia a Reino Unido”. Así, en el editorial del diario, presumían de cómo fue el día en el que “el tranquilo pueblo británico se levantó contra una clase política fuera de contacto, arrogante y despectiva de la elite de Bruselas”. Cabe destacar que más de la mitad de los lectores de este periódico son mujeres, enfatizándoles cómo el Brexit supone una “magnífica afirmación de la confianza en sí mismo y el carácter nacional”, estando “hartos de ser despreciados e ignorados en los temas sobre los que nos suscitan”.
En el caso de The Sun, el diario más vendido del país, se centró en la decisión de Cameron de dejar de presidir el país a raíz de su humillante derrota. Por ello, tituló en grandes letras: “¿Por qué debería yo lidiar con toda la mierda?”. El conservador habría hecho esta declaración a uno de sus ayudantes, explicando así que dejaría las difíciles negociaciones para la salida de Reino Unido de la UE en manos de su sucesor, que tiene todas las papeletas de ser Boris Johnson.
“Aullido de rabia” Para The Sun, la decisión de la clase trabajadora británica “fue un aullido de rabia ante la creciente desesperanza de sus vidas, sus comunidades desatendidas y la distancia entre ellos y poderosa clase rica, quedando expuesta en este referéndum”. Previamente, el diario había instado a sus lectores a dejar la UE y a creer en Reino Unido, con un juego de palabras de ambos verbos en inglés: Beleave.
Por su parte, el conservador The Times defendió “el nacimiento de un nuevo Reino Unido” y el Daily Mail se preguntaba “¿Qué demonios pasa ahora?”. Sin embargo, esta apasionada defensa del Brexit no extraña a nadie, pues los tabloides llevan defendiéndolo durante toda la campaña y siempre aprovechan para criticar a Bruselas con dureza. En especial, por los que denominan “excesos de la libertad de movimiento de las leyes de la UE”.
Así, en una entrevista, el editor del Mail Online, Martin Clarke, restó importancia a la confusión reciente entre inmigrantes europeos con otros que eran en realidad de Oriente Medio en la portada de su periódico. En vez de pedir disculpas, se limitó a exponer que los inmigrantes “estaban en la parte trasera de una camioneta de manera ilegal” y “vinieron de algún lugar a través de algún lugar”.
Muchos expertos creen que la llegada de la competencia de otros medios en Internet desde los 90 y de otras redes sociales como Facebook y Twitter hizo a los tabloides intentar mantener las ventas a golpe de titulares y noticias cada vez menos rigurosos.
Las pocas excepciones críticas con el Brexit llegan de revistas de izquierdas como New Statesman. Ahí por ejemplo la columnista Laurie Penny escribió un artículo destacando: “Este Reino Unido no es mi Reino Unido. Quiero mi país de vuelta. Quiero a mi país tolerante, con visión de futuro, creativo, el país de David Bowie, no el de Paul Daniels; el país de Sadiq Khan, no el de Boris Johnson; el país de J.K. Rowling, no el de Enid Blyton; el país de Jo Cox, no el de Nigel Farage”.