Gasteiz - ¿Qué ha aprendido en estos meses en el Congreso de los Diputados usted, que no viene del mundo de la política?
-Tengo la sensación de que en estos meses el centro de la vida política ha estado en el Congreso. En ese sentido, estar ahí ha sido muy interesante a nivel personal y políticamente relevante. El trabajo que se hace con los otros grupos para sacar las cosas adelante es importante, aunque a lo mejor no se vea entre tantos titulares sobre las grandes alianzas. En el tema de Garoña, por ejemplo, hemos trabajado con todos los grupos salvo con el PP para intentar parar definitivamente la reapertura. Es necesario, si estás en política, entrar en las instituciones, que es donde se toman las decisiones.
Aunque haya cambios el día 26 con respecto a las pasadas elecciones, no es probable que los números den para formar un gobierno estable o mínimamente coherente desde el punto de vista ideológico. ¿Contempla que puedan celebrarse unas terceras elecciones?
-Yo desde el comienzo he sido partidario de conformar un gobierno de izquierdas con el PSOE. Desgraciadamente no ha sido posible, y la mayor responsabilidad la han tenido ellos. No creo que eso vuelva a pasar tras estas segundas elecciones porque tengo la impresión de que hay un consenso bastante grande en que no puede ser, en que hay que formar gobierno sí o sí, pero nuevamente la pelota va a estar en el tejado del PSOE, porque en lo que se refiere a los pactos nosotros estamos siendo muy claros sobre lo que nos gustaría y no nos gustaría hacer, y la gran duda es qué van a hacer ellos. Su estrategia era hacer el pacto con Ciudadanos, y pensaron que iban a hacer suficiente presión para que nosotros votáramos a favor o nos abstuviéramos. Les salió mal la jugada porque no queremos aceptar cualquier cosa, habría sido una traición a nuestros votantes. Podíamos haber coincidido en temas que no estaban ahí, como la derogación de la Ley Mordaza, la reforma laboral, la Lomce, muchas cosas que desaparecieron, y los matices en materia económica venían del programa de Ciudadanos. No podíamos aceptar, creo que hicimos lo correcto, y creo que ahora la gente lo está entendiendo.
¿Goza de salud la alianza entre Podemos y Equo? Al menos de puertas para afuera no se oye ruido alguno.
-Nosotros hemos sido unos socios leales, siempre nuestro trabajo en el Parlamento lo hemos puesto por encima de cualquier otra consideración. En nuestro trabajo con Podemos tampoco ha sido todo sencillo, hemos tenido puntos de desencuentro, pero hemos sabido gestionar la discrepancia, y por las dos partes ha habido voluntad de trabajar juntos. Los dos partidos entendemos que con la suma ganamos, y en ese sentido afrontamos esta nueva legislatura con voluntad de continuar ese trabajo conjunto.
Sí da la sensación de que en estos meses todo lo relativo al medio ambiente y la sostenibilidad ha quedado un poco aparcado en medio del fragor de las negociaciones frustradas y el ambiente de campaña permanente que hemos vivido. ¿Sienten que estas cuestiones deberían tener más peso?
-Sí, creo que debería tener más peso, y espero que cuando las cosas se clarifiquen y haya gobierno estos temas, que no son menores, se traten más. Aquí en Álava hay cuestiones que preocupan mucho, como la central de Garoña o el fracking, el posible decreto de autoconsumo de renovables, pero es que además, este gobierno en funciones ha estado tomando decisiones sobre cuestiones que afectan muy gravemente al medio ambiente con absoluta impunidad. Hablo del almacén de gas en Doñana, del permiso a la papelera de Ence para continuar en la ría de Pontevedra otros setenta años, del permiso para los vertidos de fosfoyesos en Huelva, y en las últimas semanas hemos vivido el incendio del vertedero de Seseña. No hablamos de una cosa menor, hablamos de algo que, cuando se gestiona mal, afecta de forma gravísima a la población. El domingo, Día Mundial del Medio Ambiente, escribí un artículo en el que decía que España es un país en el que se pueden quemar millones de neumáticos junto a una zona poblada, se cuelga a los lobos de las señales de tráfico, se bloquean las energías renovables, se urbanizan los espacios naturales, y parece que no pasa nada. Espero que el Medio Ambiente tenga un mayor peso en la próxima legislatura.
Es una cuestión importante, y compleja también. La bajada de los precios del petróleo ha frenado el fracking y a la vez retrasa la implantación de la renovables. ¿Cómo se pueden gestionar estos factores?
-Nadie dice que la lucha contra el cambio climático sea sencilla. Cambiar el modelo energético no es fácil, nosotros somos así porque en el siglo XIX empezaron a quemar combustibles fósiles y se crearon unas condiciones que han articulado la sociedad tal y como es hoy. Efectivamente, cambiar de eso a una sociedad de nuevas tecnologías, de energías renovables, de transportes colectivos... Son muchos cambios y no es sencillo.
Ustedes, Equo, nacieron con la intención de sembrar en España la semilla de los partidos verdes europeos. Todo eso ha quedado ahora un poco desdibujado ante el fenómeno político derivado del 15-M. ¿Cómo encajan en esta nueva política?
-Cuando nosotros surgimos muchas de las cosas que luego el 15-M defendía ya las llevábamos dentro, surgimos precisamente de unos movimientos sociales que ya denunciábamos que el bipartidismo era completamente ajeno a las demandas de los colectivos sociales, y que había que tomar la política. Ese planteamiento ya estaba y es lógico, porque el sentimiento también estaba en la sociedad. En 2011 hicimos un ejercicio heroico, que fue intentar abrir un hueco en ese bipartidismo, yo fui cabeza de lista por Madrid y fue una campaña muy complicada porque no había espacio ni en los medios ni en las encuestas, no había manera de asomar la cabeza, no existías. Fue heroico conseguir los 65.000 votos de Madrid, y encima después de todas las dificultades el sistema electoral te deja fuera. Entonces hicimos una reflexión, que el ecologismo político es necesario en España, y que realmente el sistema electoral te hace muy difícil caminar solo. En septiembre de 2014, en nuestra Mesa Federal, hicimos una apuesta clara por la confluencia. Podemos generó un espacio político mucho mayor, había descuadrado al bipartidismo, y había que sumar en ese espacio, que era nuestro espacio natural. En las europeas ya lo hicimos con Primavera Europea, y participamos activamente en los movimientos municipales de cambio. Estamos en Ahora Madrid, y constatamos que la confluencia en ese espacio era el lugar en el que estar. De cara a las generales trabajamos por esa confluencia. El 20-D no pudo ser totalmente, íbamos integrados en Podemos, pero ahora estamos con nuestras propias siglas con Podemos e Izquierda Unida, aunque somos el actor más pequeño, y el trabajo hecho nos está poniendo en el sitio en el que teníamos que estar.
Nos dijo usted en diciembre que trabajó por lograr la suma de IU a la confluencia con Podemos y Equo. Ahora que se ha materializado, ¿cómo se puede reflejar en los comicios?
-En primer lugar, aunque sólo sea por efecto de la Ley Electoral, la confluencia va a multiplicar. El millón de votos que consiguió Izquierda Unida supone más de dos diputados sumados a los cinco millones de votos de Podemos. Y es verdad además que mucha gente está ilusionada con el hecho de que al fin vayamos todos juntos, porque siempre se ha dicho que hay una tradición en la izquierda de estar separados, y hemos dejado de lado nuestros intereses para sumar. Qué va a pasar después no lo sé, tanto IU como nosotros y Podemos tenemos voluntad de pervivencia y vamos a seguir existiendo como tal, aunque sigamos trabajando juntos. De hecho esta coalición en parte también es posible por el trabajo conjunto que se ha hecho en el Parlamento.
¿Les dará para adelantar al PSOE?
-Nuestro objetivo es confrontar con el PP, nos sentimos con fuerza como para liderar y articular un gobierno y eso queremos transmitir en la campaña, nos podemos ver cara a cara con ellos, y de hecho en Álava ya lo conseguimos el 20-D. Conseguimos vencer a una candidatura muy potente encabezada por un ministro y por Maroto, dos de los pesos pesados del PP de Rajoy. Eso queremos repetirlo en Álava, pero además queremos conseguirlo a nivel del Estado, y creemos que es posible. El resultado en Álava es además reconocido y de hecho no es casualidad que Pablo Iglesias vaya a venir a Vitoria en campaña.
¿Por qué cree que se dio ese resultado? ¿Por la sensibilidad medioambiental y su liderazgo de la lista? ¿Por el efecto Podemos?
-Creo que hubo un efecto de multiplicación. Por un lado, Podemos a nivel estatal tuvo una remontada muy significativa, y en el caso de Álava hay cuestiones muy candentes como Garoña, pero hubo además una clave fundamental para mí. Nosotros ganamos en Euskadi y Cataluña, yo creo, por el hecho de que Podemos rompe esa dicotomía entre partidos estatales y nacionalistas, nosotros representamos una fuerza capaz de defender en Madrid el derecho de autodeterminación. Eso tanto en Cataluña como en Euskadi ha sido valorado y reconocido.
EH Bildu les acusa de defender ese derecho a decidir con la boca pequeña. ¿Qué tienen que decir a eso?
-En absoluto, lo defendemos en escenarios mucho más difíciles; es mucho más difícil defenderlo en Madrid que aquí. Eso debería merecer un cierto reconocimiento por parte de las fuerzas nacionalistas, en el sentido de que hay cuestiones que, por el miedo electoral, nunca se han defendido fuera de aquí. Nosotros lo hacemos sin complejos y porque estamos convencidos de ello, y eso puede tener consecuencias en otras cuestiones sin resolver precisamente por esa división, y pienso en Trebiño. Somos una fuerza estatal con representación en Castilla y León, pero reconocemos el derecho democrático de la ciudadanía y trabajamos por la integración de Trebiño en Álava aquí y en Castilla y León. Todo eso ha cambiado, tal vez aquí se note menos, pero en Madrid se nota mucho y en muchos aspectos. Cuando Jordi Évole entrevista a Otegi, en ciertos ámbitos políticos se llevan las manos a la cabeza, y nosotros lo vemos con normalidad. Nosotros estamos aportando en ese sentido, y eso va a ayudar además a la normalización política también en Euskadi.
Arnaldo Otegi insiste en ofrecer su apoyo incondicional a Podemos si los números dan para formar un gobierno de izquierdas en España. ¿Hasta qué punto esa predisposición es un caramelo envenenado para ustedes, por mucho que las cosas estén cambiando?
-En estos meses hemos coincidido en el Parlamento en muchas cosas, con el tema de Garoña nos hemos sentado en la misma mesa EH Bildu, PSOE y otros sin ningún problema, eso forma parte de la normalización de la vida política. La izquierda abertzale tiene derecho a apoyar o no apoyar a un gobierno de Madrid como cualquier otra fuerza política, y eso hay que asumirlo con absoluta normalidad.
Aquí las elecciones tienen una segunda lectura; en otoño vamos a tener unas autonómicas. ¿Piensan ya en ello?
-Nosotros trabajamos como Simeone, partido a partido. Estamos en las generales, que en Euskadi tienen unas características diferentes, como se vio el 20-D, porque se vota al gobierno de Madrid. De cara a las autonómicas la apuesta de Equo es repetir una confluencia amplia como la que representa Unidos Podemos, y aspirar a ganarlas, pero quedan muchos factores por cerrar; hay que ver quién encabeza la candidatura, ver si conseguimos esa confluencia, y hay que ver los resultados de estas generales.
Se habla de la posibilidad de que PP y Ciudadanos se alíen y los socialistas no impidan su intento de gobernar. ¿Usted también lo cree así?
-Realmente quien tiene que dar una respuesta es el PSOE, los demás estamos claramente posicionados. A nosotros nos gustaría conformar un gobierno de izquierdas, pero hemos vivido el rechazo del PSOE a pactar con nosotros en estos meses, y la pregunta que yo me hago es: si no fueron capaces de hacerlo estando ellos en posición de tener la presidencia del gobierno, ¿estarían dispuestos a dársela a Pablo Iglesias? A mi me entran muchas dudas, también, como a muchos observadores. Sería algo que sus votantes no aceptarían, creo que el riesgo de pasokización está a la vuelta de la esquina, que el PSOE se está perdiendo en su propio laberinto con los pasos que está dando.