El exalcalde de Madrid y exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón calificó ayer de “indudablemente efectiva” y “eficaz” la colaboración que prestó Iñaki Urdangarin a la candidatura olímpica Madrid 2016, aunque explicó que en su día no supo que tenía un acuerdo para cobrar por esa labor. Ruiz-Gallardón fue también protagonista de la anécdota del día en el juicio del caso Nóos cuando el abogado de Diego Torres, Manuel González-Peeters, susurró que “es idiota”, algo que pasó inadvertido en la sala pero no a los medios de comunicación.
Ruiz-Gallardón, uno de los nueve testigos que prestaron ayer declaración, testificó sobre el convenio por el que la Fundación Deporte Cultura e Integración Social de Urdangarin, considerada sucesora del Instituto Nóos, cobró 114.000 euros de la Fundación Madrid 2016, en la que participaba el Ayuntamiento de Madrid cuando él era alcalde.
“En el patronato no sabíamos que había una retribución acordada con una fundación en la que participaba el señor Urdangarin”, dijo el dirigente popular quien, como alcalde, presidía ese organismo. Preguntado por la abogada que representa a Manos Limpias en el juicio del caso Nóos, Virginia López Negrete, quien propuso su testimonio, dijo desconocer quién adoptó las decisiones sobre el convenio. “Las funciones del patronato eran las de impulsar la candidatura olímpica de Madrid, por lo que sus miembros tenían plena libertad para adoptar las decisiones oportunas al respecto”, subrayó. De hecho, recalcó que por este motivo, la exconsejera delegada de Madrid 16 Mercedes Coghen, única acusada en la vista oral, pudo actuar con “plena libertad”.
El exalcalde de Madrid se refirió también a otro proyecto de Urdangarin, los Juegos Europeos, y contradijo al expresidente de la Comunidad Valenciana Francisco Camps al negar que le pidiera renunciar a organizarlos en Valencia para no interferir con la candidatura olímpica Madrid 2020. “No son acontecimientos que puedan competir o solaparse”, declaró Alberto Ruiz-Gallardón en contraste con la afirmación de Camps, que el pasado 15 de abril aseguró que el entonces alcalde de Madrid le llamó para pedirle que renunciara a los Juegos Europeos porque la capital iba a volver a competir por organizar los Olímpicos tras quedar segundos en los de 2016.
Deportista relevante También compareció ayer el ex secretario de Estado para el Deporte y antiguo patrono de la Fundación Madrid 2016 Jaime Lissavetzky, quien explicó que el trabajo de defensa de la candidatura olímpica que hizo Urdangarin era público, aunque él desconocía si estaba contratado para ello. Agregó que los responsables de la candidatura entendían que podían contar con él para apoyarla como deportista relevante y por sus relaciones internacionales.
Por otro lado, el jefe de la Casa Real de 1993 a 2002, Fernando de Almansa, declaró ante el tribunal que viajó a Denver (EEUU) para consultar con la infanta Cristina y su esposo su “posición” ante su procesamiento en el caso Nóos, gestión que hizo en nombre del rey Juan Carlos. Indicó que a esa reunión con los entonces duques de Palma también acudió como consejero de Telefónica, empresa para la que trabajaba en aquellas fechas Iñaki Urdangarin y que le encargó “valorar también cual era la posición de Urdangarin en un asunto que podía afectar a la reputación de la compañía”.
El antiguo jefe de la Casa del Rey, citado como testigo por iniciativa de la defensa de Urdangarin, reiteró a las preguntas de su letrado que ni él ni nadie de la institución, según su información, supervisaba las actividades privadas del marido de la infanta. “Era completamente ajeno a las actividades privadas de Urdangarin”, aseguró, y añadió que no se interesaba por las mismas ya que “no era mi trabajo”.
En la cuadragésima quinta jornada del juicio de Nóos declararon nueve testigos, entre ellos un directivo de Mixta África, una de las empresas de las que Urdangarin cobró como asesor y además percibió un bonus de 125.000 euros en acciones, quien explicó que era “un embajador de la compañía que intentaba la generación de negocios”. - Efe/E.P.