londres - Abogado de derechos humanos de origen pakistaní tiene una carrera que no ha sido fácil pues Khan se ha encontrado con un debate marcado por las tensiones religiosas y acusaciones de racismo. Hijo de un conductor de autobús y una costurera, a los 45 años se convertirá en el primer musulmán en dirigir una importante capital occidental, con 8,6 millones de ciudadanos. Se crió y fue a una escuela pública en el barrio de Tooting, en el sur londinense, por donde fue elegido diputado. Khan ejerció como ministro de Transportes en el gobierno de Gordon Brown, convirtiéndose en el primer ministro musulmán que asistió a las reuniones del gabinete. La tormenta de comentarios antisemitas de la semana pasada en filas conservadoras hizo temblar a muchos seguidores de Khan. Sin embargo, se apresuró a condenar y distanciarse los comentarios del ex alcalde de Londres, Ken Livingstone, quien ha sido suspendido del partido pese a ser una de las figuras más cercanas a Jeremy Corbyn.

Pero Khan está acostumbrado a la lucha, de hecho tiene que hacer frente a comentarios de todo tipo por su perfil musulmán. Sin embargo, el candidato laborista responde con un discurso de lo más sosegado e insta a los voluntarios de la campaña a ir “de calle en calle, de sinagoga en mezquita, de iglesia en gurdwara”, para conseguir apoyos.

Khan está orgulloso de ganar votos de “musulmanes, judíos, cristianos, budistas, hindúes, o sijs” y da una visión simple de lo que quiere ver en la capital británica. “Quiero que todos los londinenses tengan las mismas oportunidades que la ciudad me dio a mi: un hogar que la gente pueda permitirse, un trabajo cualificado con un salario decente, un sistema de transporte moderno y económico y un ambiente seguro, limpio y saludable”. Además, Khan defiende que Reino Unido siga siendo miembro de la UE y defiende la multiculturalidad de Londres, donde el 40% de su población es de una minoría étnica, frente al 16% del conjunto del país. - Rita Álvarez Tudela