Madrid - Tras haber fracasado en las negociaciones de investidura, y mientras se prepara para enfrentarse nuevamente a unas elecciones generales de incierto resultado, Pedro Sánchez se encontró ayer con una crisis de primer orden en la elaboración de las listas de candidatos. Nada más arrancar la precampaña del 26 de junio, dos aspirantes, Carme Chacón e Irene Lozano, renunciaron a repetir en sus puestos y reabrieron las heridas en las federaciones catalana y madrileña, donde conviven distintas familias y se respira conflicto desde hace años. Las renuncias ponen en un brete al socialismo, que tendrá que solucionar las primarias y presentar listas en poco tiempo, ya que el plazo para hacerlo finaliza el 22 de mayo. El mal trago es especialmente amargo para Sánchez, ya que Lozano fue una de sus apuestas personales en las listas de Madrid y la defendió a capa y espada ante las críticas internas; y Chacón, por su parte, se marcha dejando la sospecha de que lo hace por discrepancias con el líder.

Chacón rechazó optar a las primarias para liderar otra vez la lista del PSC por Barcelona, dando pábulo a todo tipo de especulaciones por su maltrecha relación con Sánchez. Lo cierto es que Chacón alimentó los rumores con su enigmática despedida por “motivos políticos” que no quiso precisar porque “no son relevantes”. Tampoco aclaró si entre esas razones se encuentran sus discrepancias con el cariz de las negociaciones de la investidura, y se limitó a decir que “razones hay muchas”. Cabe recordar que el socialismo en bloque apostaba por votar en contra de Mariano Rajoy, pero no había unanimidad sobre la conveniencia de intentar un gobierno alternativo, ni tampoco sobre los socios a tantear. En algunos ámbitos se apunta su hartazgo con el devenir de los acontecimientos y su falta de ilusión para acometer la campaña en esas condiciones.

cambio La renuncia se interpretó como un movimiento para resituarse ante una hipotética era post Sánchez, en el caso de que las elecciones se saldaran con una debacle y provocaran un cambio de liderazgo en el partido. Se trataría de emprender una retirada calculada para regresar más tarde bajo un nuevo liderazgo. Los socialistas tuvieron que desmentir en varias ocasiones esos movimientos ante las preguntas de la prensa de Madrid. No es la primera vez que Chacón se despide y regresa más tarde a la primera línea. Cuando el socialismo buscaba recomponerse tras la marcha de Zapatero, hizo las maletas para dedicarse a la docencia en Miami, y regresó para incorporarse a la ejecutiva de Sánchez como responsable del área de relaciones internacionales, en la que continuará pese a renunciar a las listas.

Su juventud (tiene 45 años) y la convicción general de que siempre ha aspirado a algo más hacen complicado creer que su trayectoria vaya a quedar truncada. En febrero de 2012 ya apuntó a lo más alto cuando disputó la secretaría del PSOE a Alfredo Pérez Rubalcaba, y la pelea fue tan ajustada que perdió por 22 votos. Ha sido ministra de Vivienda y de Defensa.

Las razones que han trascendido públicamente para justificar su marcha son bastante más prosaicas. El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, quería convocar primarias para confeccionar las planchas de Barcelona al constatar que había otras personas dispuestas a disputar la plaza a Chacón, como el exsenador Carles Martí. La socialista habría optado por no medir fuerzas porque ha perdido el apoyo de buena parte del socialismo catalán por anteriores conflictos internos y por los malos resultados de diciembre. Sánchez solo acertó a decir que le hubiera gustado contar con ella. El socialista impulsará a Meritxell Batet, secretaria de programas del PSOE y miembro del equipo negociador de la investidura, quien decidirá en breve si acepta el reto.

En cuanto a Lozano, la exdiputada de UPyD figuró en diciembre como número cuatro por Madrid, y su fichaje fue recibido con indignación en amplios sectores del PSM. Contaba con pocos apoyos más allá del aval personalísimo de Sánchez, que justificaba su incorporación en la apertura a otros sectores. La sexta plaza recayó en otra independiente, la excomandante Zaida Cantera. Para rematar, el socialista vasco Eduardo Madina, rival de Sánchez en las primarias para la secretaría general, fue relegado al séptimo puesto y se quedó sin escaño. La número dos fue Batet, cuya ubicación natural hubiera sido la plancha catalana. La lista solo logró seis diputados, pero Ferraz abogaba por no rectificar. Horas antes del paso de Lozano, Sánchez había insistido en que ella y Cantera repitieran porque “el ejercicio de apertura a independientes es bueno”. La renuncia de Lozano, que se va para involucrarse en “proyectos profesionales”, deja en la estacada a Sánchez. Cantera, por su parte, sí se mostró dispuesta a seguir.