madrid - No hubo acuerdo in extremis, pese a que Compromís lo intentó ayer con una propuesta que cogió por sorpresa a todos, también al propio rey Felipe VI, que fue el primero en conocerlo oficialmente. Por un momento se abrió una rendija a la posibilidad de lo que se bautizó como el Acuerdo del Prado, una versión revisada y disminuida del denominado acuerdo a la valenciana. Pero la propuesta cayó en saco roto y fue incapaz de eludir las líneas rojas de unos y los vetos cruzados de todos y, en consecuencia, no queda otra posibilidad que no sea la repetición de las elecciones. Solo un milagro a la catalana -el que protagonizaron Artur Mas y Carles Puigdemont: el primero se apartó casi fuera de tiempo y dejó su sitio al ahora president catalán- puede evitar ese desenlace, aunque los cuatro grandes partidos implicados en la negociación tienen de plazo hasta las cuatro de esta tarde para presentar un candidato y poner en marcha así la sesión de investidura con margen suficiente para celebrar dos plenos en el Congreso: uno, para la votación en la que se requiere una mayoría absoluta del candidato; y una segunda para la que precisa de una mayoría simple.

Contra todo pronóstico, la ronda del rey con los partidos fue todo menos tranquila y anodina. La propuesta del portavoz de Compromís, Joan Baldoví, rompió el guion establecido y disparó las expectativas sobre un posible acuerdo entre los partidos a la izquierda del PP. La oferta de los valencianos era una versión descafeinada de la que en su día Podemos ofreció al PSOE y fue rechazada por Pedro Sánchez por sus exigencias del referéndum catalán y de un gobierno de coalición con el partido de Pablo Iglesias y el veto a Ciudadanos.

Baldoví trasladó al rey, y a los partidos implicados, un documento de tres páginas con medidas para un acuerdo entre seis partidos (PSOE, Podemos, IU y las tres confluencias territoriales de la formación morada), entre los que no aparecía Ciudadanos. Una lista de 30 recetas muy genéricas, entre las que había desaparecido alguno de los puntos infranqueables para los socialistas, como el referéndum catalán o el gobierno de coalición.

Fueron unos fuegos artificiales que deslumbraron a los interpelados pero que tras una traca final ruidosa solo ha dejado el humo que condena a elecciones el 26 de junio.

El movimiento de Compromís no tuvo finalmente más respuesta que el cruce de reproches entre las cuatro formaciones, culpándose de la responsabilidad de la repetición de los comicios. Sánchez agradeció el último esfuerzo a Compromís y arremetió contra Podemos, al que recriminó que “ha antepuesto sus sillones al cambio en este país. Nunca quiso pactar con el PSOE y ver un presidente del Gobierno socialista”.

No se quedó a la zaga Iglesias en sus críticas dirigidas al PSOE: “Creo que el señor Sánchez ha dicho demasiados noes. Dijo no a la propuesta del Gobierno de coalición. Cuando dije que me quitaba de en medio, dijo que no. Y hoy han vuelto a decir que no”. Por su parte, Rajoy señaló que es mejor que haya elecciones antes que se hubiera formado alguno de los gobiernos que ha intentado Sánchez, en estos últimos cuatro meses.

El monarca español terminó por la tarde la ronda con el presidente en funciones y constató la imposibilidad de un acuerdo, por lo que no propuso a ningún candidato para una investidura. De no mediar un acuerdo de última hora, el próximo martes firmará la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones.