Palma- El marido de la infanta Cristina y cuñado del rey Felipe VI, Iñaki Urdangarin, inició ayer su declaración ante la Audiencia de Palma de Mallorca que juzga el caso Nóos con una sorprendente pérdida de memoria y con numerosas evasivas. “No soy conocedor”, “no tengo ni idea”, “no me encargaba de esto”, “no lo recuerdo”, “creo que no”, “no lo recuerdo bien”, “no lo sé” o “no tengo ni idea” fueron respuestas habituales a las preguntas del fiscal Pedro Horrach, que no fue tan contundente con él como lo había sido con su exsocio Diego Torres.
Urdangarin señaló además que no participaba ni tenía conocimiento de la gestión administrativa del Instituto Nóos y que “nunca” ha sido “comisionista de nada”. El cuñado del rey admitió que Aizoon, la empresa familiar, contrató a trabajadores que él nunca conoció, unas contrataciones que achacó al cuñado de su socio, Miguel Tejeiro, quien las hacía por asuntos fiscales.
A preguntas del fiscal en la duodécima jornada de la vista rechazó tajante que cobrara “ningún peaje” ni “ninguna comisión” por mediar para que el Govern balear patrocinara el equipo ciclista Illes Balears-Banesto, como declaró el expresidente autonómico Jaume Matas. Aseguró que los 300.000 euros que cobró la empresa Nóos Consultoría, que tenía a medias con Diego Torres, por llevar la oficina de seguimiento del patrocinio “en ningún momento se trataba de ningún peaje”. Negó a su vez que en el partido de pádel que jugó “de manera informal” con Matas en el palacio de Marivent de Palma le pidiera que adjudicara ese contrato a Nóos Consultoría. Ante las preguntas sobre documentos con su firma relacionados con el patrocinio del equipo ciclista, alegó falta de memoria: “No me acuerdo de toda mi vida profesional, de todo lo que he hecho, al mínimo detalle”. Además, insistió en que él se limitó a mediar para que el Govern balear patrocinara al equipo y luego se desentendió porque al frente del proyecto quedó uno de los mayores especialistas en el área, Juan Pablo Molinero, al que atribuyó todas las decisiones administrativas.
Reiteró en numerosas ocasiones al fiscal que “no estaba en temas de facturación o contabilidad”, por lo que no pudo dar cuenta de ninguna de las facturas o presupuestos que le fueron mostradas. Negó incluso la autoría de una firma que figuraba bajo su nombre en un presupuesto que Aizoon -la empresa que comparte al 50% con la infanta Cristina- presentó al Govern balear para competir por el contrato de seguimiento del impacto en medios del equipo ciclista, al que también concurrió una empresa de Torres y se adjudicó a Sofres. “Mi parte, es claro y evidente por mi trayectoria, es más el mundo del deporte y la relación con las personas”, explicó Urdangarin para insistir en que era ajeno a las tareas de gestión.
Entre otras facturas, Horrach mostró a Urdangarin las que Nóos Consultoría Estratégica presentó al Instituto por sus servicios para el primer foro Valencia Summit, en 2004, que sumaban 714.000 euros, el 79% de lo que pagó por el evento la Generalitat valenciana. “No negocié nada, no he negociado nunca un presupuesto”, incidió cuando el fiscal le inquirió sobre su papel en la concreción de proyectos de la entidad.
Trabajadores fantasma Sí reconoció el exduque de Palma que Aizoon, la empresa familiar, contrató a trabajadores que él nunca conoció. Urdangarin relató que supo de la existencia de esos trabajadores a raíz de las investigaciones judiciales del caso, algo que le ha “sorprendido”. “Yo me dedicaba a lo que me dedicaba y tenía unos asesores y me he dado cuenta luego de que estos empleados no estaban con nosotros”, dijo, y añadió que supone que Miguel Tejeiro, el cuñado de su exsocio, los contrataba “para llegar a unos baremos fiscales” y que se les pagaban sus nóminas. Atribuyó al pago de nóminas de trabajadores de los que sí tenía conocimiento las extracciones de dinero en metálico que Marco Antonio Tejeiro declaró que hacía para él con cheques al portador y luego le entregaba en sobres.
El marido de la infanta aseveró que después él hacía llegar esos sobres a los empleados. Urdangarin, que se enfrenta a penas de entre 19,5 y 26,5 años de prisión, comenzó a declarar tras concluir la declaración de casi 27 horas durante cuatro días consecutivos de su exsocio en el Instituto Nóos, Diego Torres. Al exduque de Palma la Fiscalía le pide 19,5 años de prisión, ya que considera que él y Torres violaron la Ley de Contratos de la Administración Pública y usaron de forma fraudulenta convenios de colaboración.
Si la autoría intelectual de los proyectos corresponde a Torres, el fiscal Pedro Horrach atribuye a Iñaki Urdangarin la vertiente institucional y comercial, así como el aspecto deportivo de algunas iniciativas, ya que era “el gancho ideal para obtener clientes y aumentar notoriamente los honorarios”. Posteriormente ambos desviaban el dinero a empresas de su propiedad con facturas por servicios ficticios que a veces incluso duplicaban, hasta un total de 5,8 millones de euros entre 2004 y 2007. Torres obtuvo 2,6 millones de beneficios y Urdangarin 1,8, según los cálculos de Horrach.
Había, a juicio del fiscal, empresas sin plantilla y empleados ficticios que trasvasaban de unas a otras sociedades, y las sociedades llegaron a cruzar facturas entre sí por hasta 8 millones de euros, tal y como relata en su escrito de acusación.