El sector sociopolítico de izquierdas y soberanista se encuentra abierto en canal sobre tres mesas de operaciones pero en un mismo quirófano. La primera en entrar en un periodo de reflexión fue EH Bildu, empujada por el final de un ciclo electoral victorioso que concluyó en mayo de 2015 y cayó más en diciembre, al perder cinco de los siete diputados. Después, la militancia de la izquierda abertzale tradicional puso en marcha el proceso Abian, que desde noviembre busca “actualizar” Zutik Euskal Herria!, el documento que como decisión principal recogió en 2010 el desmarque de la estrategia político-militar. Cuando a finales de abril termine Abian, las organizaciones de la izquierda abertzale adecuarán sus líneas a las conclusiones.
Si en algún momento lo ha podido parecer, el sector de izquierdas y soberanista no son solo EH Bildu ni su homólogo EH Bai al otro lado del Bidasoa. Existe la izquierda abertzale histórica, que incluye al sindicato LAB, a la organización juvenil Ernai y al partido político Sortu; y también la propia alianza más amplia de Sortu con otras fuerzas progresistas como EA, Alternatiba y Aralar. Además, la izquierda abertzale acaba de sugerir en Abian un Bloque Popular Independentista, la dirección de un gran frente político, social, cultural... por la independencia.
Por orden cronológico, la caída de los 333.000 votos que logró Amaiur en las generales de 2011 en la CAV y Navarra a las 218.000 papeletas de 2015 ha supuesto que las asambleas de EH Bildu aceleren la reflexión sobre su situación. En la antesala de los comicios al Parlamento Vasco, 2015 ha sido desfavorable para los intereses de una coalición que reconoce que desde que echó a andar no ha consolidado sus estructuras.
Hasta el momento dos han sido las reflexiones principales. Por un lado, que el factor de pluralidad que encarnó la coalición está amortizado. La capacidad y el objetivo prioritario de atraer a EH Bildu a personalidades independientes concluyó con la dimisión de la que fue candidata a lehendakari, Laura Mintegi. Por otro lado, ligado a esta reflexión, dirigentes como el portavoz de Sortu Pernando Barrena han planteado la opción de que EH Bildu cuente con sus militantes. En otras palabras, que pueda haber personas que, sin estar vinculadas a Sortu, EA, Alternatiba y Aralar, lo estén a la coalición
El proceso Abian, que implica a los militantes de la izquierda abertzale -entendida esta como Sortu, LAB y Ernai-, también cuestiona el papel de EH Bildu en el camino hacia el Estado vasco. Sin ir tan lejos como la voz puntual que en un anexo pide “repensarlo todo. EH Bildu tiene que desaparecer como una coalición repartida en cuotas de partidos”, la izquierda abertzale califica en el documento central de “aportación decisiva” la que tienen que hacer la alianza en una “propuesta renovada” por la independencia de Euskal Herria. “Haciendo un análisis de la situación y con todo el respeto, hemos llegado a la siguiente conclusión: esa alianza que es necesario desarrollar como la principal alianza política y electoral independentista tendrá que tomar parte en la oferta renovada, tendrá que dar a conocer su propia formulación”, se pide en el informe central.
Estos planteamientos llegarán a la coalición a través de Sortu, que a su vez, habrá adaptado su estrategia a los postulados definitivos de Abian. Lo harán en el próximo congreso extraordinario. La cita de mayo y junio llegará, leído Abian, más marcada por las críticas de la militancia a la propia organización política y a su dirección, que por los resultados electorales: “En muchas de las aportaciones recibidas se han puesto sobre la mesa diferentes problemas relacionados con el funcionamiento interno y las carencias de la dirección política, de manera cruda y con severas críticas”. El proceso Abian pone en solfa el modelo de militancia 24 horas en una sociedad diferente a la de hace un lustro, subraya la brecha entre las generaciones jóvenes y las más veteranas, y denuncia la verticalidad de Sortu.
Uno de los militantes más destacados es el secretario general de Sortu, que no ha podido ejercer su cargo al encontrarse encarcelado desde octubre de 2009. Arnaldo Otegi saldrá de prisión el 1 de marzo y cuatro días después contará con un ongietorri multitudinario en el Velódromo de Anoeta. Su papel no está llamado a ser el de un exrecluso más. Con disensiones internas y otro proceso de reflexión en marcha, la situación que se topará será, con una coalición como EH Bildu en marcha pero amenazada por Podemos, otra diferente. El objetivo de estos debates estratégicos es que la salud del soberanismo de izquierdas presente síntomas de recuperación ya en meses: las elecciones autonómicas serán su primer gran chequeo.