madrid - Desde las elecciones del 20 de diciembre han aflorado con fuerza nuevos casos de corrupción o derivadas de otros ya incursos que han colocado al PP y a su presidente Mariano Rajoy en una situación muy delicada. Desde entonces, un día tras otro, han resucitado los casos Nóos y Gürtel, rebrotado el Púnica en Madrid y nacido el Acuamed y el Imelsa o Taula de Valencia. Todo una retahíla de causas que ponen en la estacada al presidente del Gobierno español en funciones en pleno proceso de negociación para buscar apoyos de cara a la investidura que, a día de hoy, parece muy lejana. Rajoy juega a la única carta de la gran coalición entre su partido, el PSOE y Ciudadanos, y precisamente los que deberían formar esa sociedad son los que le niegan el pan y la sal con la corrupción como uno de los argumentos principales. El partido de Pedro Sánchez y el de Albert Rivera coincidieron ayer en negarle credibilidad a Rajoy para liderar el Gobierno español debido a los múltiples casos de corrupción que han salpicado a su partido durante la última legislatura, con el agravante del último rebrote de los dos últimos meses.

El último caso en estallarle a Rajoy se produjo este pasado jueves. La Guardia Civil entró en la sede del PP en Génova para registrar las dependencias del partido en Madrid, en la primera planta del edificio de los populares. Los agentes buscaban pruebas sobre la presunta financiación irregular del PP regional dirigido por Esperanza Aguirre, dentro de la trama Púnica. Es el penúltimo episodio que enfanga aún más a un Rajoy incapaz de dar una respuesta que satisfaga al resto de los partidos.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, le recordó ayer que “no comparte” la “gestión de la corrupción ni la forma de entender la regeneración que tiene la cúpula del PP”. Además, le advirtió que “quien no sabe limpiar su partido no puede limpiar España de corrupción”. Suena a declaración de intenciones dirigida al propio Rajoy, pero sobre todo al PP, y sugiere que si pretende el apoyo de Ciudadanos el todavía presidente español tendrá que hacerse a un lado.

También desde las filas del PSOE el mensaje es contundente contra Rajoy y los casos de corrupción que le desbordan. El secretario adjunto del grupo socialista del Congreso y diputado por Valencia, José Luis Ábalos, manifestó ayer que el PP “no está para dirigir los destinos políticos de este país tras los últimos casos de corrupción, sino más bien para aclararse y depurar las responsabilidades”. A juicio del diputado socialista, el PP “no está para dirigir los destinos políticos de este país, sino más bien para aclararse y depurar las responsabilidades”, y lamentó que la actitud que están teniendo los dirigentes populares “no es precisamente la de ayudar sino la de protegerse y autoprotegerse”.

En la misma línea, y refiriéndose a la entrada de la Guardia Civil de la sede del PP en Madrid, el portavoz del PSOE en el Senado, Óscar López, aseguró que la financiación irregular ha sido un “modus operandi” del PP y que a tenor de los registros que las Fuerzas de Seguridad han llevado a cabo en su sede de la calle Génova, “van a tener que poner una sede permanente” en ella.

Ante este tipo de críticas, la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, respondió que se siente respaldada por la dirección estatal del partido y rechazó las acusaciones de financiación ilegal de su partido mediante los pagos de la trama Púnica.“No ha habido ninguna financiación ilegal, que a mí me conste, en el PP de Madrid”, apostilló.