madrid - Los socialistas han enviado su propuesta de gobierno a los partidos con los que esperan negociar una alternativa al PP de Mariano Rajoy. Su candidato a la presidencia española, Pedro Sánchez, quiere acordar con Podemos y Ciudadanos, pero las negociaciones están tan abiertas y son tan imprevisibles que también ha llamado a la puerta de un PNV que le podría ayudar a apuntalar mayorías. Los jeltzales le habían pedido que fuera receptivo a las aspiraciones de ensanchar el autogobierno vasco y que recordara la necesidad de trabajar en la paz y la convivencia. En el documento socialista, sin embargo, no se recoge ni una sola mención a Euskadi. El cierre de la violencia no aparece en el texto, aunque queden pendientes el desarme y la revisión de la política aplicada a los presos. Sí hace un hueco a la cuestión territorial cuando presenta la reforma constitucional, pero no la vincula a las aspiraciones vascas. Tampoco se cita lo vasco en la reforma de la financiación autonómica, el dinero que reciben los territorios para activar sus políticas. Ese terreno hubiera sido propicio para hablar de Euskadi, ya que cuenta con un sistema diferenciado que le permite recaudar sus propios impuestos, el Concierto Económico, que ha sido cuestionado por algunos socialistas hasta el punto de que el PSOE ha tenido que aclarar su respeto a la foralidad en otros documentos internos. En el texto de ayer, no hay ninguna mención a la foralidad o el Cupo, el dinero que paga Euskadi a Madrid por servicios como el Ejército y cuya ley debe ser renovada. Voces socialistas pidieron que los vascos pagaran más Cupo, pero en el texto no se fija posición sobre una negociación que deberá afrontar Sánchez si es presidente. Solo se apuesta por la solidaridad e igualdad. El PSOE prevé crear un grupo de trabajo en un mes para alumbrar la reforma de la financiación de las autonomías en seis meses. Se desconoce si el Cupo se negociaría en paralelo.
Todo ello, en un texto donde la reforma federal ha perdido fuelle. El escaso peso del problema territorial podría obedecer a que el PSOE quiere cerrar primero un acuerdo con Podemos y Ciudadanos, dando prioridad a lo social y marginando un debate donde pueden saltar chispas entre esos tres partidos. El problema estriba en que los socios catalanes de Podemos, En Comú, ponen como requisito un referéndum independentista a cambio de apoyar a Sánchez, pero en el texto no aparece el derecho a decidir. Además, el socialista podría necesitar los seis escaños jeltzales y, si deja la agenda vasca para el último momento, es probable que toda la negociación se le descuadre por las contradicciones que puedan surgir entre lo pactado con unos y otros.
El debate territorial plantea problemas internos a Sánchez, que puede enfrentarse a las baronías más centralistas de Extremadura y Andalucía, en contra de cualquier concesión. El socialismo catalán, por el contrario, es más ambicioso. Ayer ya hubo polémica, puesto que la redacción inicial hablaba de desarrollar el concepto federal “siquiera mínimamente”, coletilla que se tuvo que suprimir después de que el socialismo catalán avisara de que ese modelo se desplegará con todas sus letras.
reunión con el pnv La ejecutiva jeltzale analizó ayer el documento en su reunión semanal, aunque se guardó su valoración a la espera del encuentro que mantendrán mañana con los socialistas. Según explican fuentes jeltzales a DNA, aún no van a entrar en la negociación. Lo que harán en la cita será plantear seis ejes de la agenda vasca para que los socialistas sepan que los pactos que forjen deberían ajustarse a esos principios si quieren contar con el PNV. Por ejemplo, si el PSOE acuerda eliminar las diputaciones con Ciudadanos, el PNV no estará en ese pacto (en el texto se apuesta por “redefinir el papel y la estructura de las diputaciones provinciales”, y no se sabe si tocará las diputaciones forales vascas). Otro foco de conflicto podría llegar con la reforma de la ley electoral para “mejorar la proporcionalidad”. En varios ámbitos han acusado al nacionalismo vasco y al catalán de gozar de un exceso de representación en el Congreso porque les beneficia la elección por provincias en lugar de tener una sola circunscripción estatal.
En función de que el socialismo pacte con Podemos o Ciudadanos o con ambos, irá tomando cuerpo la propuesta territorial de Sánchez e inclinando la balanza jeltzale a favor o en contra. El PNV quiere quedar ahora en un segundo plano. Cree que Sánchez debe empastar primero una alternativa de gobierno clara pactando con otro de los partidos mayoritarios. Al encuentro acudirán los diputados Aitor Esteban y Pedro Azpiazu, y los burukides Joseba Aurrekoetxea e Iñaki Goikoetxeta.
El texto socialista adopta la forma de un verdadero programa de gobierno en el apartado económico. La reforma constitucional queda relegada a las dos últimas páginas de un total de 53, sin apenas detalles, evitando admitir que existe un problema territorial y rozando el eufemismo al pedir que se regule “lo que en 1978 se dejó muy abierto”. Se pone el acento en su utilidad para blindar los derechos sociales, y no tanto en el autogobierno. El PSOE pide crear una subcomisión en el Congreso en un mes, y redactar el proyecto en 2017. Quiere blindar los derechos, suprimir la preferencia del varón en la Corona, y reformar el Senado y el sistema electoral, entre otros puntos.