Bilbao - Las enormes tensiones, tanto internas como externas, que han precedido la crucial asamblea nacional que celebrará mañana la CUP para decidir si da finalmente su aval a la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat pueden acabar desgarrando a la marca radical. Así lo reconoció ayer la diputada de la CUP Eulàlia Reguant, quien admitió que en el transcurso del cónclave su formación puede sufrir bajas, e incluso existe el riesgo de que se produzca una escisión.
Tal es el enfrentamiento que existe entre sus dos corrientes internas, Endavant, contraria a dar carta magna a Mas, y Poble Lliure, favorable a su reelección. Reguant auguró un resultado muy ajustado en una votación para la que se han inscrito 3.577 personas, lo que obligó a trasladar la asamblea a un espacio de mayor aforo, la pista de atletismo cubierta de Sabadell. “Esto causa tensión y, evidentemente, cualquier decisión puede generar algunas bajas, pero esperamos que el domingo podamos hacer un relato conjunto y que no haya una fractura de 50-50 dentro de la organización”, dijo la diputada cupera en Catalunya Ràdio.
“Este proceso ha tensionado mucho a la organización, pero confiamos en que la CUP es una organización madura que tiene más de 20 años de historia -insistió-. Llevamos días hablando, el miércoles hicimos asambleas territoriales, y todo el mundo tiene claro que también es importante salvaguardar la candidatura, el concepto y la idea de la unidad popular que hace años que estamos trabajando”. La última oferta trasladada por Junts pel Sí a la CUP no ha acabado por despejar el panorama, y así sus concesiones en materia social han sido tildadas de insuficientes por los dirigentes de la fuerza asamblearia.
Otra muestra de las tensiones internas llega de la mano de un centenar de alcaldes y concejales de la CUP que ayer hicieron público un manifiesto en el que piden “generosidad, flexibilidad y empatía” para que su formación llegue a un acuerdo con JxS que facilite la formación de un gobierno en Catalunya y se eviten unas nuevas elecciones catalanas en marzo. En el texto los ediles cuperos advierten de las consecuencias negativas para el proceso soberanista de una falta de acuerdo entre las dos formaciones independentistas del Parlament.
La de mañana se erige, por tanto, en la última oportunidad para constituir la Generalitat tres meses después de las elecciones, toda vez que Junts pel Sí no contempla presentar una alternativa a Artur Mas. De este modo, si la CUP vuelve a darle un portazo, la disolución de la Cámara y la convocatoria de nuevos comicios será la opción más factible.
Los representantes de los partidos soberanistas aprovecharon ayer la tradicional ofrenda floral del día de Navidad ante la tumba del presidente de la Generalitat republicana Francesc Macià para pedir el apoyo de la CUP para investir a Mas. La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, aseguró estar convencida de que “la CUP estará a la altura del movimiento histórico que estamos viviendo”, y el convergente Josep Rull les pidió que “no desaprovechen este momento histórico”.